Las cifras hablan por sí solas. El comercio de animales de compañía es un negocio muy rentable: la venta de perros y gatos en Europa asciende anualmente a 1.300 millones de euros. Se calcula que cada mes se comercializan 46.000 perros entre los estados miembros de la UE.
Según un estudio realizado por la Comisión Europea, en el año 2012 había 60 millones de perros y 66 millones de gatos como animales de compañía, cifra que va en aumento; al menos el 49,3% de los hogares españoles conviven con un animal, según la Fundación Affinitty, 9 millones son animales de compañía (perros, gatos).
¿De dónde salen tantos animales? El problema se aborda desde tres puntos distintos: las tiendas y comercios; las granjas de cachorros conocidas como Puppy Mill; y, como se ha hecho siempre, la cría entre particulares. Cada uno de estos vértices tiene sus diferentes problemas para los animales y su manera de comercializarlos.
En el 2015 se contabilizaron en toda España 525 criadores legalizados, a los que hay que añadir los miles de animales que llegan procedentes de las Puppy Mill –granjas de cachorros de los países del este– y que se venden en tiendas.
Gracias a la conectividad que propicia Internet, ha proliferado el comercio ilegal entre particulares, en gran parte debido a la falta de control en los portales de anuncios y redes sociales.
La alternativa pasa siempre por el mismo punto: la adopción responsable de animales. Pero tiene también otras implicaciones: la esterilización y correspondiente identificación de los animales que conviven con nosotros, la denuncia ante situaciones irregulares a las autoridades y la incidencia política que desde FAADA realizamos, y a la que siempre te puedes sumar, para convencer a los poderes públicos de que deben tomar medidas urgentes, realistas y eficaces para con los animales.
Te invitamos a conocer la realidad del comercio con animales conocidos como de compañía y a que des un pasito adelante por sus derechos. Al fin y al cabo tanto la persona que compra por desconocimiento a un animal, como quien lo adopta termina encontrándose con la misma realidad: los animales son también parte de la familia.
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