Se llama cuero a la piel de los animales que se ha transformado y utilizado para confeccionar ciertos productos para los seres humanos. Las diversas sustancias químicas que se emplean hacen que las pieles sean duras, menos flexibles y puedan ser utilizadas para hacer guantes, zapatos, ropa, cinturones, bolsas, carteras, portamonedas, asientos, sofás, etc.
En España no hay tradición de curtir la piel de cerdo, mientras que sí la de ganado vacuno, por dos motivos. El primero es que parte de la piel de cerdo se comercializa junto con la carne. El otro es que los cerdos de corral que se han engordado en cautividad y se han alimentado con pienso, tienen una estructura de piel muy poco resistente a los procesos mecánicos del curtido.
En general, en el mundo, las vacas, los cerdos, los caballos y otros animales son los más utilizados para la producción del cuero. Después de una vida de explotación y de haber sido sacrificados para el consumo humano, incluso su piel es utilizada para que las personas puedan sacar un beneficio económico.
Además, hay que recordar que los procesos de preparación o curtimiento de la piel pueden crear diversos problemas para el medio ambiente. En primer lugar, se produce una gran cantidad de residuos sólidos. El abono de cada tonelada de cuero produce una media de alrededor de 450 Kg de recortes de piel. En segundo lugar, el adobado produce un volumen elevado de efluentes (líquidos que se cuelan en las corrientes naturales de agua) contaminados con sustancias tóxicas como el aluminio, el sulfuro de cromo y la sosa cáustica.
Finalmente, el adobado de una tonelada de cuero requiere alrededor de 50 metros cúbicos de agua, que al acabar el proceso contiene varias sustancias contaminantes. Si estos residuos sólidos y líquidos no se tratan adecuadamente antes de su vertido, producen una contaminación considerable.
Los diferentes tipos de productos químicos utilizados en los procesos de abonado pueden ser una fuente importante de contaminación si se vierten directamente y sin ningún tratamiento en el agua superficial o en las aguas residuales. El sulfuro crea problemas de olores que pueden dar lugar a dolores de cabeza y náuseas.
Hoy en día existen cada vez más alternativas (cuero de piña, de manzana, etc.) estéticamente muy parecidas, bonitas y resistentes, al uso del cuero y cada persona debería plantearse si apostar por las mismas o si seguir fomentando una industria que se alimenta de la explotación y la muerte de otros seres vivos.