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Las granjas intensivas y el origen de los mercados húmedos

Concienciación Barcelona, junio 16, 2020

Las granjas intensivas y el origen de los mercados húmedos
Las CAFO (Concentrated Animal Feeding Operations), granjas a escala industrial que tienen como objetivo producir la mayor cantidad de carne en el menor tiempo posible, transformaron la industria alimentaria en China.

Aunque las circunstancias que rodean la aparición de la COVID-19 aún no están del todo claras, sabemos con certeza que la causa de esta pandemia es de origen zoonótico y se remonta a la relación que los humanos tenemos con otras especies animales.

Como ya explicamos en marzo, el escenario más probable apunta a que el reservorio de patógenos sea una especie de murciélago presente en China y que la COVID-19 haya llegado al hombre a través de un huésped intermedio. Por lo tanto, a diferencia de la gripe aviar o porcina, pero de manera similar a la SARS, el nuevo coronavirus no provendría de un animal de granja. A pesar de esto, es precisamente la explotación de animales en granjas intensivas lo que ha favorecido las condiciones subyacentes para que el virus pase del murciélago a los humanos.

¿Por qué? Te lo explicamos a continuación.

Las granjas intensivas han cambiado el mercado chino de la carne

Si consideramos las causas por las cuales se produjo el contagio de una especie a otra, una pieza que nos ayuda a completar, aunque parcialmente, la imagen, es la transformación del modelo de producción de carne que tuvo lugar en China desde la década de 1990, afectando a las pequeñas granjas familiares y desestabilizando las zonas rurales.

En el pasado, en China, las familias comían carne dos veces al año, mientras que hoy la carne de cerdo "es una señal de estatus: comer carne es el signo más tangible de ascenso social, de salida de la miseria y la subsistencia". Esto condujo a una explosión en el consumo de carne: en 1970, un ciudadano chino consumía un promedio de 8 kg al año, mientras que hoy lo hace cinco veces más.

Uno de los ejemplos más claros de esta transformación de la industria alimentaria china son las CAFO (Concentrated Animal Feeding Operations), es decir, granjas a escala industrial que tienen como objetivo producir la mayor cantidad de carne en el menor tiempo posible para alimentar un mercado que no deja de crecer. La presencia de esta grandes granjas industriales ha expulsado del mercado a las pequeñas granjas familiares que no han podido sobrevivir a la competencia. Además, desde un punto de vista geográfico, las granjas industriales han comenzado a ocupar más y más tierra, empujando a los pequeños agricultores a áreas no cultivables, cerca de los bosques. Razón que llevó a muchos de estos criadores a recurrir a otras actividades económicas.

Los mercados húmedos son la respuesta equivocada a una industria equivocada

Para sobrevivir, muchos de ellos empezaron a cazar animales salvajes para su venta en los mercados húmedos. Así mismo, con el aumento de la presencia del hombre en los ecosistemas donde los murciélagos y otros animales salvajes podían vivir sin ser molestados, el riesgo que un virus saltara de especie, pasando de un animal a un humano, también aumentó enormemente.

Queda claro por lo tanto que limitar la interacción humana con animales salvajes no es suficiente para prevenir la propagación de nuevas enfermedades. Debido a las condiciones de las granjas en toda Europa, nadie puede asegurarnos que la próxima epidemia no explote a pocos kilómetros de nuestra casa. De hecho la EEB (encefalopatía espongiforme bovina), la epidemia producida por Salmonella DT104 o la de Escherichia coli 0157 son enfermedades nacidas precisamente en granjas europeas.

En el libro publicado en 2016, Big Farms Make Big Flu, el biólogo Rob Wallace explica que en granjas donde viven cientos, miles de pollos y pavos genéticamente modificados por razones puramente comerciales, un virus puede actuar sin encontrar variantes genéticas que ayudarían a evitar su propagación, con el riesgo de que luego se transmita a los humanos.

En definitiva, el consumo de carne y la propagación de la COVID-19 tienen una relación mucho más estrecha de lo que podría parecer a primera vista y evitar una nueva pandemia está también en nuestras manos.

Fuente: Essere Animali

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