Debido a la acción humana, por ejemplo a causa del “mascotismo” (la afición de mantener en casa a animales de especies no habituales o considerados “exóticos”), existe una legislación específica que pretende eliminar del medio a aquellas especies que han sobrevivido al abandono en un hábitat que no es el suyo y que compiten o acaban con los individuos de especies autóctonas. Se trata de las especies invasoras.
A nivel europeo se regula mediante el Reglamento UE 1146/2014 del Parlamento Europeo y del consejo, de 22 de octubre de 2014, sobre la prevención y la gestión de la introducción y propagación de especies exóticas invasoras, con la lista actualizada en 2019 y en España mediante el Real Decreto 630/2013, de 2 de agosto (última modificación en 2019), por el que se regula el Catálogo español de especies exóticas invasoras. Las Comunidades Autónomas se hacen cargo de su cumplimiento, aunque la ejecución y pago de los planes específicos recae sobre los municipios.
En la legislación se indica que los individuos de estas especies deben ser eliminados del medio y su posesión, transporte, tráfico y comercio está prohibido. Teniendo en cuenta que algunas de esas especies se mantenían en casas particulares como “mascotas”, a medida que se han ido añadiendo especies al Catálogo, se ha contemplado un tiempo de adaptación para que las personas que las tuviesen pudiesen declarar su tenencia y legalizarla.
Es el caso de las cotorras, los mapaches o los cerdos vietnamitas. Comercializados todos ellos durante años, se fueron abandonando en grandes cantidades en el medio por problemas de ruidos, de agresividad, de destrozos en casa o de escapes. Debido a que la venta de la mayoría de especies no está regulada ni obliga a su identificación y esterilización, todos estos individuos se perdían sin poder identificar a la persona responsable y con el riesgo de un aumento de población mediante la reproducción con otros. En el caso del cerdo vietnamita, esta reproducción puede darse también con los jabalíes, de modo que la misma problemática que recae sobre esta especie salvaje también recae sobre la raza doméstica y sus híbridos.
Grandes cantidades de cotorras viven en las ciudades siendo objeto de queja de los vecinos por sus ruidos, por el riesgo de caída de sus grandes nidos, y por la sustracción del nicho ecológico a fauna autóctonas. Las ciudades que consideran que tienen un problema con estos animales, invierten mucho dinero en programas para disminuir la cantidad de individuos o su erradicación. En general, el método consiste en retirar los nidos de los árboles y capturar a los ejemplares adultos para sacrificarlos.
En el caso de los mapaches el problema suele venir porque son agresivos y sus propietarios quieren deshacerse de ellos, de manera que la administración les ofrece la posibilidad de llevarles a un centro para su sacrificio; o bien porque han sobrevivido en el medio y se muestran agresivos y atemorizan a los vecinos o les roban comida y causan destrozos buscándola. También en este caso la solución pasa por su captura y sacrificio.
Los cerdos vietnamitas suelen vivir en las áreas periurbanas o cerca de cultivos, igual que algunos jabalíes, acostumbrados a encontrar alimento fácilmente. Las quejas por destrozos, el miedo infundado a los ataques, el riesgo de accidentes de tráfico y el afán de proteger de enfermedades contagiosas a los cerdos de explotaciones ganaderas, hacen que las administraciones tomen la decisión de contratar servicios para su sacrificio, bien mediante empresas especializadas o bien mediante la caza. Además, a menudo los Ayuntamientos no toman cartas en el asunto cuando hay pocos individuos por la zona, sino que actúan cuando el problema ya se ha hecho demasiado grande y deben buscar solución para decenas de animales, alegando entonces que a esas alturas matarlos es lo más rápido y barato.
Existen otras opciones que pasan por aplicar métodos de contracepción en las poblaciones en la naturaleza, retirar huevos en el caso de las aves, disminuir la cantidad de alimento disponible y poner medios para evitar su entrada en las zonas donde puede haber un conflicto. También puede contemplarse la captura y reubicación de los animales en centros habilitados para ello, cumpliendo con una serie de requisitos que garanticen que los individuos no van a escaparse, van a estar identificados y se van a tomar medidas para evitar su reproducción. Idealmente estos centros deberían fomentarse desde las instituciones públicas y manejarse desde allí, sin embargo, esto no sucede y los centros a los que permiten realizar este servicio son privados y deben hacer frente a muchos gastos. Cada vez más santuarios ofrecen sus espacios para este tipo de especies, con el objetivo de salvar sus vidas del sacrificio, pero no son suficientes ni tienen una cantidad de recursos ilimitada de modo que hace falta una mayor colaboración y compromiso por parte de los gobiernos para consolidar esta alternativa ética.
Wiki FAADA
¿Quién tiene que intervenir en el control de las colonias de gatos ferales?
Otras fuentes
Informe método CER y páginas de referencia
Guía GEMFE sobre colonias felinas
Protocolo de gestión de colonias felinas
Control ético de las palomas en Barcelona
Gestión ética multiestratégica de Palomas Urbanas (MALP)
Informe FAADA - Gestión de poblaciones de jabalí y medidas alternativas
Protocolo consensuado con la Generalitat para la gestión de cerdos vietnamitas: plan de gestión
Informe FAADA - Problemàtica i Control de Porcs Senglars