Las palomas se distribuyen por casi todo el planeta y tienen una gran capacidad de adaptación al entorno. Son entre las aves más inteligentes, lo que comporta que tengan un gran cuidado de sus crías. Son monógamas y con vínculos con su pareja durante toda su vida.
Aunque tienen una esperanza de unos 15 años de vida, la media en libertad en las urbes es de 5 o 6 años debido a las amenazas que sufren por una incorrecta alimentación, los atropellos o la capturas para ser exterminadas bajo el pretexto de controlar su población. El periodo de cría es durante todo el año, y tienen una alta tasa reproductiva pese a que las crías sufren una gran mortalidad.
En las zonas más urbanizadas existen elevadas concentraciones de palomas que pueden generar conflictos en algunos sectores de la ciudadanía. Su densidad viene motivada por su buena adaptación al entorno urbano, a la cantidad de alimento que encuentran y a las posibilidades de nidificación.
Se considera sobrepoblación cuando el número de individuos de una especie aumenta superando límites de sostenibilidad hasta provocar un empeoramiento del entorno y una disminución en su calidad de vida. Efecto que además contribuye a generar fobias hacia la especie que se ha descontrolado.
Ante la problemática representada por la sobrepoblación de algunas especies animales, la respuesta de las administraciones siempre ha sido el exterminio. En las últimas tres décadas la captura de palomas para su sacrificio ha aumentado de manera exponencial. Los métodos utilizados son de una extrema crueldad y les provoca una lenta agonía: se las captura mediante redes y jaulas trampa y se acaba con las que llegan vivas asfixiándolas con CO2.
A lo largo de los años ha quedado más que demostrado que este sistema no es eficaz ya que la población de palomas no solo no ha disminuido, sino que ha aumentado conllevando además un gran dispendio de recursos públicos.
Ante las cuestiones éticas y morales que implica sacrificar animales tan solo por pertenecer a una especie determinada, y gracias a la presión ejercida por las entidades de protección animal y una ciudadanía cada vez más sensibilizada, algunos ayuntamientos han empezado a implementar sistemas de gestión urbana de especies mediante el control de la natalidad. El objetivo es reducir la población para llevar a una disminución de los problemas y beneficiar tanto a los propios animales como a la ciudadanía.
La ciudad de Ginebra (Suiza) fue de las pioneras en los años 70 en la búsqueda de alternativas para ejercer un control sobre la natalidad de palomas a través de productos esterilizantes. De ahí, y hasta la actualidad, estudios y distintas experiencias en diversas ciudades europeas han ido perfeccionando el método para ofrecer un control que permita convivir respetuosamente con las palomas sin eliminarlas.
En Italia se lleva utilizando la nicarbacina (antiparasitario que se emplea como método de contracepción) desde hace 20 años en zonas conflictivas, y la experiencia llevada a cabo en Génova (Liguria) demuestra que el primer año de tratamiento se obtiene una reducción de alrededor del 20-30% y después de 4-5 años del 80% respecto a la población inicial.
Es un método de reducción efectiva del número de individuos y comporta un coste económico a medio plazo muy inferior al que supone matar a las aves.
En España, existen algunas ciudades y municipios que han empezado a colocar palomares ecológicos para controlar la alimentación y para sustituir los huevos de paloma por otros falsos y también mediante la utilización de grano con nicarbazina como es el caso de las ciudades de Alicante y Valencia. En noviembre de 2016 el Ayuntamiento de Barcelona anunció la decisión de abandonar la matanza de palomas para sustituirla por métodos anticonceptivos y así cumplir con la normativa de protección animal.
Este medicamento aprobado por el Registro Sanitario de la Unión Europea y el Registro Sanitario de España inhibe la capacidad reproductora de las palomas evitando la formación de huevos y espermatozoides. Los efectos son reversibles ya que cuando dejan de tomar la nicarbazina los animales recuperan la fertilidad.
La nicarbazina es un complejo molecular carbonílico con capacidad anticocidiana, por lo que se utiliza como antiparasitario. El tratamiento a dosis concretas y de manera regular con nicarbazina frena la reproducción de los animales, los juveniles desaparecen rápidamente debido a su alta mortalidad natural y a continuación y paulatinamente se reduce la población.
El medicamento se ofrece directamente dentro del grano de maíz que sirve de alimento en un producto comercializado como Ovistop. El tamaño del grano ya sirve de entrada para garantizar que otras especies de tamaño inferior, como los gorriones, no se vean afectadas pues se ven incapaces de ingerirlo.
Por lo que se refiere a las aves de medida igual que las palomas, al ajustarse las dosis al número de palomas que hay en el lugar, la voracidad de la especie hace que la ingesta del producto por parte de otras sea puntual, lo que tiene un efecto antiparasitario pero no contraceptivo, pues para esto se precisa un consumo regular. De todas formas, estas especies tienen un periodo de reproducción limitado a un par de meses durante los cuales, si se verifica que hay riesgo, se puede interrumpir temporalmente el tratamiento de palomas.
En el caso de las rapaces que pueden alimentarse de palomas tratadas con nicarbazina, están consumiéndola de manera disociada y consecuentemente inactiva por lo que no podrá ser absorbida por su organismo ya que las palomas la metabolizan rápidamente. Por lo tanto un depredador ornitófago consumiría una dosis 20 veces inferior a la dosis mínima para que tuviera cualquier efecto.
Según informa la Organización Mundial de la Salud (OMS) los mamíferos (incluidos los humanos) tendrían que consumir cantidades muy elevadas del producto para manifestar efectos tóxicos. Según la EPA, la Agencia de Protección Ambiental de los Estados Unidos, una ingestión única aguda para un niño (15 Kg pv), tendría que superar los 60 Kg de producto y para un perro (10 Kg pv), los 40 Kg de producto puede causar efectos letales en el 50% de la población que la consumiera. Por la tanto el producto que se está utilizando en la ciudad de Barcelona solo tendría efectos tóxicos a partir de 12 Kg de producto por cada quilogramo de peso del mamífero. En consecuencia, el consumo diario no es posible y mucho menos ingerir la cantidad de producto que puede ser problemática.
En cuanto a su posible impacto en el medio ambiente, las pruebas clínicas realizadas en excrementos de palomas tratadas con Nicarbazina es al menos 100 veces inferior al límite indicado a la normativa europea vigente en materia de riesgo ambiental. Además los granos de maíz están recubiertos de silicona para evitar que en caso de lluvia la nicarbazina llegue al medio ambiente.
Wiki FAADA
¿Quién tiene que intervenir en el control de las colonias de gatos ferales?
Otras fuentes
Informe método CER y páginas de referencia
Guía GEMFE sobre colonias felinas
Protocolo de gestión de colonias felinas
Control ético de las palomas en Barcelona
Gestión ética multiestratégica de Palomas Urbanas (MALP)
Informe FAADA - Gestión de poblaciones de jabalí y medidas alternativas
Protocolo consensuado con la Generalitat para la gestión de cerdos vietnamitas: plan de gestión
Informe FAADA - Problemàtica i Control de Porcs Senglars