Proyecto Shanaan: buscamos un hogar donde Aran pueda vivir en semilibertad

A lo largo de los últimos dos años, os hemos ido explicando las dificultades y los esfuerzos de la rehabilitación de Aran, poni que hemos estado ayudando en el marco del proyecto Shanaan. Recientemente, en un nuevo intento de lograr que superara sus traumas, le llevamos a casa de la etóloga y colaboradora de FAADA Raquel Villares, para que continuara con su larga rehabilitación. Pero aquí sufrió un accidente, fruto de no saber interpretar lo que su compañero de recinto le trasmitía. Así, la semana pasada Aran fue atacado y sufrió numerosas mordeduras que, aunque superficiales, marcaron un nuevo paso atrás con su rehabilitación.

Aran es el caballo más difícil con el que nos hemos encontrado, tiene numerosos traumas muy profundos, que reaparecen con el más mínimo cambio o dificultad. Tal y como hemos indicado, llevamos más de dos años de trabajo y, desafortunadamente, el patrón siempre es el mismo: tras muchas mejorías en su comportamiento y manejo, de repente vuelve a bloquearse y hay que empezar otra vez de cero. Hemos contado con el acompañamiento de numerosos profesionales y ninguno ha conseguido ayudarle. Es por ello que, aunque Aran continuará unos meses más en casa de Raquel, vamos a empezar a pensar en un hogar definitivo. Está claro que Aran tiene que ser un caballo libre, no quiere saber nada de los humanos ya que no recibió un buen trato con su primer propietario. Nos lo está diciendo continuamente.

Aunque el objetivo del proyecto es rehabilitar a los caballos de sus traumas y darles un manejo para que puedan ser adoptados, en este caso hay que reconocer que Aran ha roto nuestros esquemas y tras una profunda reflexión hemos decidido que sea libre por fin. Desde este momento vamos a empezar a buscar un hogar definitivo en el que esté con otros caballos y pueda correr libre y feliz. Os preguntáis que pasará el día que necesite un veterinario o un podólogo? Pues al final hay que poner los problemas, dificultades y beneficios en la balanza y tomar una decisión. En estos momentos ya no huye del humano y es capaz de relajarse a su lado, aunque no quiere sentirse sujeto, este es su mayor problema. Pero es un caballo bueno, nunca ha mostrado ningún comportamiento negativo de ataque a humanos u otros équidos con los que ha convivido. Es un caballo fuerte, muy resistente, y nunca ha necesitado atención veterinaria. Si algún día la necesita ya emprenderemos las acciones oportunas para atenderlo.

Tenemos varias ideas de lugar definitivo para Aran, pero si alguien cree que puede ayudar que se ponga en contacto con nosotras. Buscamos un hogar donde haya otros équidos en semilibertad.

Como siempre: ¡gracias a La Finestra Sul Cielo por ayudarnos a hacer posible este proyecto!