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Junto a 240 entidades pedimos a la OMS que se prohíban los mercados de fauna silvestre

Our action Barcelona, april 10, 2020

Junto a 240 entidades pedimos a la OMS que se prohíban los mercados de fauna silvestre
En una iniciativa liderada por la WAP, enviamos una carta que detalla la estrecha relación entre enfermedades infecciosas y el comercio de animales salvajes.

Estimados Dr. Tedros Adhanom Ghebreyesus y Dr. Zhang Qi,

Las organizaciones abajo firmantes reconocen y elogian los esfuerzos actuales de la Organización Mundial de la Salud para contener la propagación pandémica del coronavirus (COVID-19).

En medio de una pandemia mundial que se cree se originó en un mercado de vida silvestre, llamamos a la OMS a declarar pública e inequívocamente el vínculo comprobado entre estos mercados y las graves amenazas para la salud humana. En línea con su misión declarada de servir a la salud pública en todo momento, instamos a la OMS a recomendar que los gobiernos de todo el mundo prohíban permanentemente los mercados de vida silvestre y el uso de animales salvajes en la medicina tradicional. Esta acción decisiva, dentro del mandato de la OMS, sería un primer paso impactante en la adopción de un enfoque altamente precautorio para el comercio de vida silvestre que representa un riesgo para la salud humana.

Si bien una respuesta global sólida es imprescindible para detectar, tratar y reducir la transmisión, es igualmente necesario tomar medidas vitales para prevenir enfermedades infecciosas similares que pueden convertirse en pandemias con las amenazas asociadas a la vida humana y al bienestar social y económico.

Se cree que el brote de COVID-19 se originó en los mercados de vida silvestre en China y se transmitió a los humanos como resultado de la proximidad entre los animales y las personas. Investigaciones adicionales sugieren que los murciélagos y los pangolines pueden haber estado involucrados en la cadena de transmisión del virus a las personas. Pero queremos hacer hincapié en que fueron las acciones de las personas las que crearon el entorno en el que esta transmisión fue posible.

Esta no es la primera vez que enfermedades infecciosas han sido relacionadas con animales salvajes en los últimos años. Entre 2002 y 2003, el Síndrome Respiratorio Agudo Severo (SRAS), infligido por un coronavirus que también se cree que surgió de los mercados de vida silvestre en China, causó más de 8.000 contagios en 29 países y 774 muertes. El incumplimiento de las prohibiciones permanentes en todos los mercados de vida silvestre permitió que surgiera una enfermedad similar, pero más grave. Otras enfermedades zoonóticas importantes, cuya transmisión se ha asociado con la fauna salvaje, incluyen el Ébola, MERS, VIH, tuberculosis bovina, rabia y leptospirosis.

Las enfermedades zoonóticas son responsables de más de dos mil millones de enfermedades humanas y de más de dos millones de muertes cada año. Es difícil calcular cuántos de estos casos se originan directa o indirectamente de la vida silvestre, debido a la superposición de reservorios en el ganado y las poblaciones de animales salvajes. Sin embargo, teniendo en cuenta la importancia de la vida silvestre como reservorio de enfermedades infecciosas emergentes, los orígenes de las zoonosis en la vida silvestre deben ser la principal preocupación. El sesenta por ciento (60%) de las enfermedades infecciosas emergentes son zoonóticas y se cree que el 70% de ellas proviene de la fauna salvaje.

El riesgo de transmisión de enfermedades zoonóticas se incrementa aún más por las condiciones no reguladas y antihigiénicas asociadas con los mercados de vida silvestre, donde la proximidad entre humanos y animales brinda la oportunidad perfecta para la propagación de patógenos. Este riesgo se exacerba aún más por las condiciones en las que los animales son típicamente criados o extraídos de la naturaleza, transportados y mantenidos en dichos mercados, lo que inevitablemente resulta en un gran número de animales de diferentes especies que se mantienen en condiciones de hacinamiento y muy cerca unos de los otros, causándoles un inmenso estrés y el debilitamiento de sus sistemas inmunes. Tales condiciones, junto con la proximidad a las personas en los mercados de vida silvestre, proporcionan la situación ideal para que los patógenos se reproduzcan, se propaguen y puedan infectar a los humanos.

Los pangolines, que según algunos investigadores están involucrados en la cadena de transmisión de la COVID-19, se usan comúnmente como ingredientes para la medicina tradicional, al igual que muchas otras especies de vida silvestre como tortugas, leopardos, tigres, leones y osos. En China las inyecciones de bilis de oso se recomiendan como tratamiento para la COVID-19. Estos animales son criados o cazados furtivamente de la naturaleza para satisfacer esta demanda, una práctica que es completamente innecesaria dada las alternativas a base de plantas reconocidas por la medicina tradicional. El riesgo de transmisión de enfermedades es frecuente en todas las fases del comercio de fauna salvaje, que suministra productos a la industria de la medicina tradicional. Por ejemplo, la tuberculosis bovina se ha documentado entre leones salvajes y criados en cautividad, lo que representa un riesgo sustancial de zoonosis para los consumidores y las personas involucradas en el comercio de huesos de león, particularmente aquellos que trabajan en granjas de cría, matanzas e instalaciones de procesamiento en Sudáfrica. Los reptiles como las serpientes y los gecos, que también se usan en la medicina tradicional, son fuentes frecuentes de infecciones por salmonelosis en las personas.

Si bien la medicina tradicional es un sistema medicinal reconocido en muchos países y culturas, y puede desempeñar un papel importante para la salud, la gran mayoría de los ingredientes están basados ​​en plantas o minerales, con cientos de alternativas reconocidas a los ingredientes de origen animal.

El comercio de animales salvajes y partes y productos derivados de ellos para la medicina tradicional es innecesario e indefendible, ya que representa un riesgo para la salud global. Los estudios han resaltado que más del 80% de los consumidores de medicina tradicional considerarían alternativas herbales o sintéticas a los productos de animales silvestres. En China, los académicos reconocieron que la prohibición del consumo de vida silvestre no es suficiente para proteger la salud pública de las enfermedades asociadas con la fauna salvaje. Y pidieron al gobierno que apoye la transición de la industria de cría de vida silvestre lejos de la producción de Medicina Tradicional.

Cualquier política y práctica que sostenga el comercio de fauna salvaje conlleva un riesgo para la salud pública enorme e impredecible que podría conducir a futuros brotes y pandemias de enfermedades zoonóticas entre la población humana.

El impacto de la COVID-19 en términos de pérdida de vidas humanas, salud física y mental, economía global, medios y calidad de vida pública ha sido completamente devastador y no puede subestimarse. En el momento en el que se redactó esta carta, la COVID-19 ya había generado 1.218.114 casos confirmados y 65.841 muertes en 208 países. Según los cálculos de la ONU y otras entidades, la pandemia de COVID-19 podría costarle a la economía global entre 1 y 2.7 billones de dólares americanos y está desencadenando una recesión global que obliga a los estados a introducir costosos paquetes de estímulo. Para la comunidad internacional, el precio de la lucha contra una pandemia mundial es mucho más alto que el de prevenirla con, entre otras cosas, la eliminación de los mercados de fauna salvaje y la financiación de una respuesta global coordinada para poner fin al comercio de vida silvestre.

En conclusión, la demanda de vida silvestre y productos de animales salvajes es una de las causas principales de la aparición y propagación de enfermedades zoonóticas y un grave riesgo para la salud mundial. Hacemos un llamamiento a la Organización Mundial de la Salud para que reconozca que tiene un papel importante que desempeñar para mitigar tales riesgos.

Por lo tanto, recomendamos encarecidamente a la OMS que:

  • Recomiende a los gobiernos de todo el mundo que instituyan una prohibición permanente de los mercados de animales salvajes vivos, estableciendo un vínculo inequívoco entre estos mercados y sus probadas amenazas para la salud humana.
  • Recomiende a los gobiernos que aborden los riesgos potenciales para la salud humana del comercio de vida silvestre, incluida la extracción de la naturaleza, la ganadería, la agricultura, el transporte y el comercio en mercados físicos u online para cualquier propósito, y actúen para cerrar o limitar tales comercios para mitigar esos riesgos.
  • Excluya inequívocamente el uso de animales salvajes, incluso de especímenes criados en cautiverio, en la definición y el respaldo de la Medicina Tradicional de la OMS y que revise la Estrategia de Medicina Tradicional 2014-2023 de la OMS para reflejar este cambio.
  • Asista a los gobiernos y lidere una respuesta coordinada entre la Organización Mundial del Comercio, la Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE) y otras organizaciones multilaterales en actividades de sensibilización para informar sobre los riesgos del comercio de vida silvestre para la salud pública, la cohesión social, la estabilidad económica, la legislación y la salud individual.
  • Apoye y aliente iniciativas que brinden fuentes alternativas de proteínas a los consumidores de animales salvajes, a fin de reducir aún más el riesgo para la salud humana.

Agradecemos su consideración sobre este importante asunto y quedamos a disposición para ayudarles.

Atentamente,

En nombre y representación de 241 organizaciones internacionales de protección animal.

Foto: Jan Schmidt-Burbach

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