El Ayuntamiento de Viladamat se niega a gestionar los gatos ferales de la localidad y criminaliza a sus alimentadoras

En setiembre de 2018, nos contactó una entidad especializada en colonias de gatos ferales en un pueblo colindante a Viladamat (Girona), para informarnos que en dicha localidad no se estaba gestionando de manera adecuada la población de estos animales.

A pesar de todo, la misma entidad esterilizaba y alimentaba correctamente a los gatos para no generar molestias a los vecinos y vecinas y sufragándolo todo de su propio bolsillo.  

Aun así el Ayuntamiento, lejos de asumir sus competencias en la gestión de las colonias felinas, hizo llegar a las alimentadoras las quejas que según ellos expresaban los vecinos/as. Ante ello, las alimentadoras solicitaron al consistorio permiso para instalar comederos: se accedió a su petición, pero bajo la condición de llevar a los gatos a las afueras del pueblo, algo que va claramente en contra de la ley y puede poner en peligro a los animales. Los gatos ferales son territoriales, un desplazamiento no justificado y sin una gestión correcta puede suponerles la muerte. Ni la conveniencia del consistorio ni las quejas vecinales son una razón suficiente para una reubicación.  

Con la finalidad de ofrecer un asesoramiento integral e intermediar entre las partes, desde FAADA escribimos tanto al partido como a los representantes del Ayuntamiento, pero nadie mostró interés por nuestro ofrecimiento. Por ello, iniciamos un proceso de transparencia y denuncias, para saber que políticas de bienestar animal y de gestión había llevado a cabo el consistorio y, al no recibir respuesta, tuvimos que derivar las quejas ante el Síndic de Greuges y a la GAIP.

A partir de allí la respuesta del Ayuntamiento fue clara: alegan que disponen de un convenio con el Consell Comarcal, si bien, nunca lo han activado, reconocen que son conscientes de que los gatos que tienen propietario no están ni identificados ni esterilizados pero que no piensan hacer nada y finalmente, lo que nos parece más sorprendente, niegan la existencia de gatos ferales.  

En dicha respuesta, además, el Ayuntamiento comenta que hace poco se realizó una actuación en el parvulario del pueblo de una gata y sus bebes. Lo que no dicen es que los animales acabaron en manos de la misma entidad privada a la que están negando todo la ayuda.

En sus comunicaciones, se excusan en el riesgo para la salud, la falta de salubridad y las molestias a los vecinos. Lo que no entienden, a pesar del asesoramiento ofrecido, es que los animales tienen derechos, y que los gatos ferales en concreto son fruto de la desidia del humano y de la falta de actuación de los propios ayuntamientos, que lejos de respetarles y gestionarlos con el único método efectivo, los criminalizan. Y que si tanto les preocupan los posibles riesgos de salud, la solución no pasa por decir que no existen los gatos sino por intervenir y proporcionarles la atención veterinaria necesaria y controlar su natalidad. Ni, por supuesto, pasa por menospreciar y criminalizar a sus alimentadoras, quienes con gran esfuerzo cada día intentan cuidar de ellos.  

Desde FAADA ya hemos presentado una instancia denuncia y de ser necesario lo llevaremos al contencioso administrativo. Llegaremos donde haga falta para que hasta el último municipio respete y gestione adecuadamente a los gatos ferales.