Los datos de ANIMALES SALVADOS están basados en el Informe del consumo de alimentación en España de 2015 del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente.
La cantidad de producto consumido anualmente por una persona se ha multiplicado por el peso vivo en el sacrificio y el rendimiento de la canal de cada especie animal (de un cerdo de 110kg se obtienen unos 77kg de carne).
Carne incluye ternera, cabrito, cordero, pollo, conejo y cerdo. También incluye embutidos.
Pescado incluye gran variedad de especies, de tamaños muy variados, razón por la cual se ha hecho una media de los pesos vivos de esas especies: dorada, merluza, lubina, lenguado, atún, rodaballo, carpa, salmón, trucha, sardina, bogavante, langosta, calamar, etc.
En Pescado se ha tenido en cuenta no sólo el consumo anual sino también el hecho de que, en el caso de que el pescado provenga del mar, se lleva al mercado tan sólo una parte de los animales que atrapan; los demás se descartan por distintos motivos.
En Lácteos se ha tenido en cuenta tanto el consumo anual de leche líquida como la cantidad de leche necesaria para obtener el total de kilogramos consumidos de queso, mantequilla, yogures, nata, batidos y otros postres lácteos.
En Lácteos se ha tenido en cuenta la producción anual de una vaca y el hecho de que, para poder obtener esa leche, se debe apartar y sacrificar habitualmente a su ternero. Por lo tanto, además de salvar “una parte” de esa vaca (porque produce más de lo que se consume anualmente de media y porque produce durante varios años antes de sacrificarla) también se salva cada año al ternero que se le retira.
En Huevos se ha tenido en cuenta la producción anual de una gallina y el hecho de que, para poder tener una gallina ponedora (hembra) cada tres años aproximadamente, se sacrifica un pollo macho. Para obtener gallinas ponedoras, se sexa a los animales para seleccionar a las hembras y desechar a los machos.
No se han tenido en cuenta las cantidades de leche, huevos y otros productos animales incorporadas habitualmente en bollos, pasteles, galletas o caldos. Tampoco se ha tenido en cuenta la carne y otros productos animales que la población consume fuera de casa, en restaurantes, o a través de platos precocinados que también venden en muchos establecimientos. Tampoco se han tenido en cuenta la cantidad de animales que mueren durante el transporte, el crecimiento o que se decomisan en los mataderos. Por lo tanto, las cantidades están subestimadas. Esto quiere decir que, en realidad, la cantidad de animales salvados es mayor de la que aparece en la calculadora.
No se han tenido en cuenta las “otras consecuencias” de la producción animal: deforestación, aumento de los gases de efecto invernadero, competencia por recursos, residuos como las redes fantasma de la pesca, animales que se sacrifican por interferencias con áreas ganaderas o animales que mueren por falta de recursos o degradación de sus hábitats...
Tampoco se ha tenido en cuenta que, en ocasiones, para alimentar algunos animales, se utilizan harinas de pescado, que representan también el sacrificio de muchos más peces anualmente.