Actualidad Barcelona, septiembre 17, 2009
De Collserola a Montjuïc. El cambio de ubicación de la nueva perrera municipal ha cambiado de montaña llevándose por el camino un año de tiempo, un proyecto más que definido y, sobre todo, cualquier atisbo de fortaleza que el bipartito (PSC e ICV-EUiA) que comanda la nave municipal haya podido mostrar alguna vez.
El pacto oficializado ayer entre el gobierno municipal y ERC por el que el centro se construirá en Montjuïc pone punto final a un debate en el que la oposición ha fijado el dónde e incluso el cuándo. CiU, PP y ERC tumbaron con un soplido la propuesta del gobierno de Hereu y, ahora, los republicanos, tras poner la resolución de la perrera como condición sine qua non para abordar después los presupuestos municipales, han dado la mayoría necesaria al alcalde.
La instalación abrirá en el 2013.
De nada sirvió que el primer emplazamiento, el del parque de la Oreneta fuera escogido por la concejala de Medio Ambiente, Imma Mayol, tras analizar otras 12 ubicaciones. La parcela donde finalmente se ubicará es totalmente inédita, según señalaron ayer Mayol y el jefe municipal de ERC, Jordi Portabella, en la oficialización del pacto.
EN UN VIVERO / La perrera, o parque de acogida de animales de compañía de Barcelona (PAAC) –según la misma terminología que convierte un trasvase en una captación de agua– se construirá en una parcela de 1,8 hectáreas de superficie. Se ubicará en el actual vivero estacional de árboles que el ayuntamiento tiene en el paseo del Migdia, entre el Instituto Botánico y el cementerio.
El proyecto se incluirá en el nuevo plan de usos de Montjuïc que se está ultimando y obligará a modificar el Plan General Metropolitano para recalificar la parcela de zona verde a equipamiento. Esta variación forzará a compensar con otras 1,8 hectáreas –se pretende que sea también en Montjuïc– de verde. La parcela se emplaza a unos 500 metros del bloque de viviendas más cercano. No hay, en sus proximidades, escuela alguna –tampoco de élite, como ocurría en Collserola– cuya actividad pueda verse afectada por los ladridos de los perros. En definitiva, un solar que es aparentemente idóneo y en el que, extrañamente, nadie había reparado hasta ahora.
Mayol y Portabella no pudieron ayer especificar el coste de la perrera. Y es que el cambio de emplazamiento deja sin efecto el proyecto que Forgas Arquitectes había realizado para Collserola. Ahora cabe esperar a la convocatoria de un nuevo concurso aunque el programa del proyecto no variará en lo sustancial. Es decir, será una instalación bioclimática con espacio de recreo para los canes y felinos que recaigan ahí.
Las entidades animalistas aplaudieron ayer el pacto, informa Rosa Mari Sanz, por la urgencia de la ciudad en tener un centro en condiciones, aunque lamentaron que todavía se demorará dos años más de lo previsto inicialmente. Luis Luque, vicepresidente de la asociación Altarriba, consideró que «el emplazamiento es bueno y cabe desear que no haya más retrasos».
También la presidenta de Adda, Carmen Méndez, lamentó «el retraso histórico». «Esperemos que sea ya el lugar definitivo», sentenció. Otra de las entidades que ha participado en este proceso, y que al igual que las anteriores aplaudieron en su día construir el centro junto al parque de la Oreneta es Faada. Su presidenta, Carla Cornella, explicó que el pacto «es satisfactorio».
No obstante, remarcó que, hasta que sea una realidad, las actuales instalaciones de la carretera de la Rabassada no cubren ni mucho menos el volumen de animales abandonados que tiene la ciudad. Por ello, consideró «urgente que durante este tiempo se cree la comisión para mejorar la gestión de la actual perrera, actualmente nefasta».
La nueva ubicación también obtuvo buena nota entre sus futuros vecinos. Por proximidad, los más cercanos al nuevo equipamiento son los trabajadores del Instituto Botánico, quienes no ven inconveniente «mientras los perros estén bien vigilados y no traspasen las fronteras del jardín», apunta su director, Josep Maria Montserrat.
QUEJAS / Quien sí tiene quejas es el Centre d’Estudis de Montjuïc. «Se trata de un error que vulnera el acuerdo de no colocar ningún equipamiento más en Montjuïc hasta que se aprobara el plan de usos», denuncia Ana Menéndez, secretaria del centro y presidenta de la asociación de vecinos La Satalia. «¿Qué sentido tiene abrir un proceso participativo si las decisiones las toman los políticos sin tenernos en cuenta y nos acabamos enterando por la prensa?», añadió.
Enlace: http://www.elperiodico.com/default.asp?idpublicacio_PK=46&idioma=CAS&idnoticia_PK=645365&idseccio_PK=1022