Actualitat Barcelona, maig 19, 2008
Los veterinarios afirman que los puestos de venta no cumplen la normativa sobre protección de animales en Catalunya.
Los animales de la Rambla no están en buenas condiciones de salud, higiene y bienestar general, según un informe elaborado por el Col·legi de Veterinaris de Barcelona (COVB).
El estudio, encargado por el Institut Municipal de Mercats, debe servir de base para decidir el futuro de las pajarerías. El Ayuntamiento, que no ha querido difundir su contenido, asegura que los puestos podrán seguir si se adaptan a la normativa.
Hoy por hoy, según el informe, no es así. Los veterinarios aseguran que los puestos "no cumplen la regulación de protección de los animales en Catalunya".
Entre las principales deficiencias está la estructura metálica, que se considera muy endeble y poco adecuada para aislar a los animales del frío y el calor, sobre todo cuando están cerrados. Asimismo, se apunta a las malas condiciones de las jaulas, al elevado número de animales por jaula y a la colocación de estas jaulas a nivel del suelo. "Deberían estar elevadas porque si están en el suelo el animal se siente muy amenazado por las personas que lo ven desde arriba y se estresa mucho", explica un veterinario.
La ley impide la venta de animales en la vía pública para evitar estas situaciones de estrés.
Mònica Trias, portavoz de las pajarerías, no ha tenido acceso al informe "y es difícil opinar sin verlo. En todo caso, debe quedar claro que no hay nadie más interesado que nosotros en mantener a los animales en las mejores condiciones. Vivimos de ellos. No los venderíamos si estuvieran enfermos o sucios." Trias sospecha que detrás del informe está la intención del COVB de cerrar las pajarerías: "Muchos veterinarios tienen tiendas de animales y ven con malos ojos nuestra competencia. Hubiera sido lógico que nos hubieran dado la oportunidad de explicar cómo limpiamos las jaulas y mantenemos a los animales, pero en ningún momento nos han preguntado".
El informe afirma que las jaulas no están bien limpias y que los excrementos no se eliminan de manera adecuada, por lo que a su juicio "la salud pública está comprometida". Los animales, según los técnicos, pueden transmitir zoonosis, es decir, enfermedades como la rabia, la tiña, la sarna y la gripe aviar entre otras. Trias asegura que sus animales están sanos y que los puestos cuentan con una certificación del departamento de Agricultura autorizando la venta.
El Ayuntamiento mantiene silencio. A finales del 2006 decidió que los puestos deberían cerrar en enero del 2007. Se echó atrás, sin embargo, ante el alud de firmas de apoyo, cerca de 40.000, que lograron las pajarerías.
Los veterinarios, molestos con la apatía del Consistorio, incluyen en su informe unas recomendaciones para que las pajarerías se adapten a la ley. La principal es crear un nuevo modelo de kiosko. Consideran que si al Ayuntamiento ya le está bien la situación actual debería enmendar su propia ordenanza sobre protección y venta de animales.