En Galicia, el acoso al delfín Manoliño por parte de los bañistas va a peor

Desde hace meses en la ría gallega de Muros y Noia, se está produciendo la enésima muestra de irresponsabilidad humana. Y de falta de actuación por parte de las autoridades. En la zona del puerto, un mariscador submarinista empezó a interactuar con un delfín, que por alguna razón había quedado alejado de su grupo. Pero las imágenes de estas interacciones empezaron a correr por redes sociales. Y en cuestión de días, cada vez más vecinos y vecinas de la ría empezaron a acudir al puerto en el que habitualmente se encuentra el animal para nadar con él y hacerle fotografías. Esto ya de por sí es un problema. Sin embargo, la creciente popularidad del cetáceo ha derivado en incidentes cada vez más graves: bañistas intentando montar sobre el animal y un primer ataque a un trabajador de la navaja.

Expertos de la Coordinadora para o Estudo dos Mamíferos Mariños (CEMMA) y del Bottlenose Dolphin Research Institute (BDIR) advierten del peligro de estos encuentros para el delfín y para las personas, pero, a pesar de las advertencias, los bañistas siguen considerando al delfín como una atracción turística. Además, a pesar de que el contacto con cetáceos es ilegal, sorprendentemente no se ha ejercido ningún control específico en las playas y puertos de la ría.  

Tal y como indicamos, ya han empezado a tener lugar los primeros accidentes: a un joven de la zona, una primera vez el animal intentó agarrarle el codo con la boca, aunque pudo retirarlo con la mano sin problemas. Pero en una secunda ocasión, Manoliño (así ha sido “bautizado” el delfín) le mordió, le enganchó con los dientes, rompió su traje y lo arrastró de forma brusca a la superficie. El buceador tuvo que ir a un centro de salud para revisar la herida leve y asegurarse de que no había sufrido daños por la descompresión brusca.

Se trata de comportamientos normales cuando hablamos de animales salvajes y, en este caso, nos encontramos con un grave problema añadido para la supervivencia del individuo y la seguridad de los bañistas: este delfín ha perdido el miedo a las personas.

Es una cuestión de tiempo hasta que el animal encuentre un nuevo grupo y deje de interactuar con los humanos, pero eso no va a suceder si se refuerza este comportamiento. Es más, si las personas no dejan de acosarle, el delfín podría acabar capturado y pasar el resto de sus días en un delfinario.

Alfredo López, de la CEMMA (Investigación Cetáceos Galicia), por esto mismo lleva más de un año pidiendo medidas: control en las playas para que la gente salga del agua cuando aparezca el cetáceo, carteles informativos, personal técnico y voluntarios que ofrezcan explicaciones a los bañistas sobre la importancia de alejarse del animal. Algo que no debería ser nada complicado de implementar, teniendo en cuenta que estas acciones son ILEGALES y solo hace falta asegurar que se cumpla la ley.

Sin embargo, tal y como mencionamos, nada se ha hecho hasta ahora y cada llamada de atención para evitar incidentes parece haber tenido el efecto contrario: más bañistas con ganas de acercarse a un animal salvaje de 300 kilos y más interacción. Y la cosa solo puede ir a peor: ¿cómo se gestionará esta situación cuando las playas se llenen este verano?

Si necesitas más información sobre cómo ser un turista responsable y porque no se debería interactuar nunca con animales salvajes, puedes entrar en la web de nuestra campaña de turismo responsable:

Turismo Responsable

Fuente: El País
Foto: Pablo Covelo / CEMMA