Actualitat Barcelona, març 7, 2022
Como seguramente ya sabrás, el impacto de la producción de carne es insostenible, tanto para los animales como para el medio ambiente. La humanidad necesita urgentemente encontrar alternativas al consumo de las demás especies y la producción de carne cultivada podría marcar un cambio importante en este sentido.
La carne cultivada es un producto elaborado en laboratorio mediante una técnica conocida como "cultivo celular". A partir de unas pocas células extraídas de biopsias bajo anestesia local, o incluso de plumas recién perdidas de aves, se pueden crear grandes cantidades de carne.
No se matan animales, no son necesarios mataderos, y lo que llega a la mesa es carne de verdad (que obviamente no está pensada para vegetarianos o veganos, sino para quienes no quieren dejar de comerla). Ya se han desarrollado cultivos de pollo, cerdo, ternera, atún, varias especies de pescado, gambas, pato e incluso foie gras.
¿Y qué pasa con el medio ambiente? Según un estudio publicado en la web de la Comisión Europea, si toda la carne producida en la UE se sustituyera por carne cultivada, las emisiones de gases de efecto invernadero y el consumo de tierra y agua disminuirían drásticamente. El único punto débil de esta producción es el consumo de energía, que actualmente es elevado.
Hay mucha financiación privada en el sector (la pública es escasa por el momento), y hay casi un centenar de empresas dispuestas a producirlo en todo el mundo. Cuando se obtengan las autorizaciones de comercialización, el sector podría expandirse y erosionar una buena parte de la producción de carne que proviene de la matanza de animales. La pregunta ahora es: ¿están preparados los consumidores?
Para ayudar a contestar a esta pregunta, Eurogroup for Animals, la coalición internacional de la que FAADA es representante en España, encargó una encuesta en seis países europeos para conocer mejor las percepciones y actitudes de la ciudadanía hacia la carne cultivada. Los resultados muestran que el conocimiento sobre la misma es, en general, bueno, ya que más de la mitad de los encuestados afirmaron haber ya oído hablar de este nuevo tipo de carne. Pero la comprensión de cómo se fabrica es todavía relativamente baja, de hecho, tan sólo un 20% de los encuestados indicó tener claro cómo funciona el proceso.
Y en cuanto a comerla, ¿quién lo haría? La mitad de los encuestados dijo que probaría la carne cultivada. Entre las principales razones para hacerlo están la reducción del impacto medioambiental y del número de animales criados y sacrificados. Y esto es sin duda una buena noticia. Ya hay muchos prototipos de carne cultivada, como, por ejemplo, el bacon de la empresa Higher Stakes.
Así mismo, este tipo de carne ya figura en el menú de algunos restaurantes de Singapur, primer país del mundo que autorizó su venta. Como en el caso de la alimentación plant-based, son los/as jóvenes y las nuevas generaciones quienes están más abiertos a probarla y a cambiar, y esto es un signo de esperanza.
Los investigadores y las empresas han hecho su parte, y ahora queda por superar la cuestión más importante, la aprobación por parte de las autoridades europeas. Pero que los consumidores estén suficientemente informados y preparados para el cambio cuando llegue el momento depende de todos nosotros/as. De hecho, es muy importante aclarar la situación y combatir las campañas de desinformación lanzadas por quienes tienen interés en mantener el sistema actual, basado en el sufrimiento y la muerte de los animales no humanos.
Hay muchas maneras de trabajar hacia un futuro mejor para los animales, y la creación y producción de carne cultivada por parte de las empresas alimentarias es una de ellas. Una que, sin duda, puede tener un gran impacto.
Para más información, no te pierdas este completísimo dosier de Eurogroup for Animals donde podrás encontrar respuesta a todas las principales preguntas sobre la carne cultivada.
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