Actualitat Tenerife, novembre 29, 2011
España mantiene el dudoso récord de ser el país de la Unión Europea con mayor número de delfinarios y de cetáceos mantenidos en cautividad con fines puramente comerciales. Hoy, con Morgan, este número se eleva a 98, aunque la cifra es fluctuante debido al alto número de muertes y reposiciones de estos animales.
Así pues, tras la excusa del rescate de un animal salvaje, Loro Parque se suministra de un ejemplar de orca, especie potencialmente amenazada según el Convenio Internacional para el Comercio en Especies Amenazadas (CITES). Han sido numerosas las entidades y expertos en mamíferos marinos que durante meses han tratado, sin éxito, de conseguir que el gobierno holandés permitiera la reintroducción de este animal, una vez recuperado, a su hábitat natural.
A pesar de que la importación de ejemplares de esta especie sólo se deberían permitir con fines científicos, Morgan pasará a engrosar la larga lista de cetáceos forzados a realizar comportamientos antinaturales a ritmo de la ensordecedora música y a cambio de alimentos en nuestro país.
Numerosa evidencia científica demuestra que los mamíferos marinos sufren considerablemente en cautividad donde no pueden satisfacer sus necesidades de comportamiento y fisiológicas. Las pequeñas piscinas, sin ningún tipo de enriquecimiento ambiental, les provocan estrés y agresividad, reducen sus expectativas de vida y provocan numerosos problemas para su salud.
En 2004, España permitió la primera importación de orcas a la UE en 10 años. Aunque importados con un permiso de cría en cautividad para su conservación, estos animales participan en espectáculos circenses al son de la música de discoteca. Estos animales resultan peligrosos debido al conflicto constante entre sus instintos y las artificiales condiciones de vida impuestas por el cautiverio. Prueba de ello son los ataques registrados de estos animales a sus entrenadores. Sólo en 2009 una orca atacó y mató a su entrenadora en Orlando, EUA y otra mató a su entrenador en el mismo centro de Loro parque.
Con los delfines la situación es parecida; hace cuatro años un delfín atacó a su cuidadora en la cara en el Oceanográfico de Valencia demostrando que son animales estresados, y por lo tanto pueden ser agresivos, al contrario de lo que su engañoso rictus facial pueda indicar.
El que fuera entrenador de la orca Ulises y los delfines del Zoo de Barcelona durante 15 años es ahora un ferviente detractor de la cautividad de cetáceos y admite que los delfines en los parques acuáticos están “francamente mal” y que si actúan durante los espectáculos es por hambre. Asimismo, López desmiente la supuesta función educativa y de conservación que alegan las empresas propietarias de estos centros como finalidad de sus establecimientos y espectáculos.