Awareness Barcelona, january 18, 2016
Después del mono capuchino, el mapache, la tortuga de florida y el cerdo vietnamita, la nueva moda en “mascotas” es el suricata. Esta moda, que empezó en Estados Unidos y Reino Unido, se ha ido propagando y ya ha llegado a España. El gran éxito comercial de estos animales ha sido promovido por anuncios, películas y series de televisión. Por ejemplo, en la serie Olmos y Robles, uno de los personajes tiene a un suricata como animal de compañía.
Desde los medios, se presenta a los animales salvajes como individuos simpáticos y dóciles, pero no se hace mención alguna a los problemas de tenerlos en casa o a las consecuencias que esto comporta.
La problemática de los animales salvajes como mascota:
La mayoría de personas que adquieren un animal salvaje para mantenerlo en su casa como animal de compañía, lo hacen por simple moda. No conocen la biología de la especie en cuestión y, por lo tanto, ni se plantean si podrán cubrir sus necesidades.
En muchos casos, cuando los animales se hacen adultos, crecen más de lo esperado o muestran comportamientos molestos, como por ejemplo agresividad, y son abandonados por sus propietarios. Los centros de rescate y refugios de animales se colapsan y, los que quedan sueltos causan graves consecuencias al medio ambiente como fauna invasora.
Los animales que permanecen en casas de particulares viviendo como mascotas suelen tener falta de bienestar pues sus necesidades básicas no pueden cubrirse con la infraestructura y conocimientos de las personas que han decidido seguir la moda.
El suricata es un claro ejemplo. Estos pequeños mamíferos, de la familia de la mangosta, son originarios de las sabanas y los desiertos Sudafricanos. Se trata de animales muy sociales, que viven en grandes grupos llamados clanes, en colonias subterráneas.
En el Reino Unido esta especie es la última moda en animales de compañía, y muchas organizaciones se han levantado en contra de su comercio.
Annie Davis, especialista en rescate de suricatas, en un reportaje en el Daily Mail (http://www.dailymail.co.uk/femail/article-2732173/Meerkats-trendy-pets-not-cute-look.html), habla sobre la problemática latente de los suricatas y asegura que tiene “de 10 a 20 llamadas a la semana de personas que han comprado un suricato como un pequeño cachorro pensando que es una criatura de peluche. Pero a los tres meses de edad, cuando madura, el animal se ha vuelto agresivo y comienza a destrozar la casa.” Se conocen casos de suricatas que se muerden sus propias patas a causa del estrés y la angustia que les provoca la cautividad.
El suricata como mascota
La pregunta que cualquier persona se tendría que plantear antes de adquirir un individuo de esta especie sería: ¿son los suricatas adecuados como animal de compañía? Para contestar esta pregunta basta con analizar cómo son y viven estos animales en libertad, su comportamiento y sus necesidades.
Los suricatas son animales muy sociales y viven en grandes grupos, por lo que tener un individuo solo en casa es inviable. Uno de sus comportamientos naturales es cavar, por tanto no es de extrañar que un suricata en una casa pueda ocasionar lo que las personas consideraríamos “destrozos” en el mobiliario.
Además son animales territoriales, por lo que a medida que crecen comienzan a marcar su territorio así como a sus seres queridos con un aroma que proviene de sus glándulas anales. Si se encuentran en una casa marcarán la casa y todo lo que se encuentre en ella con esta sustancia cuyo olor no suele ser del agrado de las personas.
Hay que tener también en cuenta que aunque se tenga esa imagen de suricatas divertidos y adorables, no hemos de olvidar que su naturaleza es salvaje y muerden. Criarlo desde pequeño y cuidarlo mucho no asegura evitar el mordisco, ya que pueden morder por todo tipo de razones, hasta por diversión.
Son animales muy inteligentes y con un alto nivel de actividad. En cautividad requieren de un buen enriquecimiento ambiental y actividad constante para evitar que el aburrimiento y el estrés les haga enfermar.
En cuanto a su alimentación, es compleja. Se alimenta principalmente de insectos, pero también incluye en su dieta otros alimentos como carne de serpientes, grillos, arañas, escorpiones, ciempiés, aves y mamíferos pequeños, además de huevos y materia vegetal.
Está claro pues que los suricatas, como los demás animales salvajes, tienen unas necesidades muy complejas que no pueden ser atendidas en cautividad, y especialmente en casas particulares. Además hay que tener en cuenta que aunque actualmente los suricatas se pueden adquirir fácil y legalmente en tiendas e incluso por internet, muchos de ellos (o sus progenitores) son capturados de la naturaleza de forma ilegal, por lo que comprando un suricata se está participando en un comercio que perjudica a las poblaciones naturales de esta especie.
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