Utilizamos cookies propias y de terceros para ofrecerte una mejor experiencia y servicio. Si continúas navegando, estás aceptando nuestra política de cookies. Pero puedes cambiar la configuración en cualquier momento. Más información

Aceptar

Become a member

Las explotaciones ganaderas intocables… e innombrables

blog Barcelona, january 18, 2022

Las explotaciones ganaderas intocables… e innombrables
Todos se acuerdan de los millones de animales que viven concentrados en ínfimos espacios en nuestro país, cuando (por fin) una autoridad se cuestiona el sistema.


Míriam Martínez Macipe
Coordinadora del Área de Animales Salvajes y utilizados para el consumo

 

Las redes hierven cada vez que una persona de relevancia pone un mínimo de crítica en el sistema productivo ganadero actual. Parece que las explotaciones ganaderas que más ocupan y más impacto tienen en el territorio español no pueden cuestionarse.

Cuando a nivel internacional se dice que la ganadería intensiva y de gran magnitud es en parte responsable de la desertización, de la deforestación, de la contaminación de las aguas, de la resistencia a los antibióticos, de la desigualdad social o de un mayor riesgo de aparición de nuevas enfermedades; no suele formarse tal revuelo. Existen gran cantidad de documentales, informes, entrevistas… que hablan del tema y que ofrecen los datos reales, poco cuestionables, de la situación.

Al parecer, es más importante poner un nombre concreto al tipo de ganadería que se señala que el impacto que está generando en nuestros ríos, pueblos y salud. Por no hablar del sufrimiento animal, claro, que eso parece que no existe o que está el último en la lista.

¿Realmente importa si se llama macrogranja, megagranja, ganadería industrial o hablamos de producción intensiva? Todas tenemos claro qué señala con el dedo el ministro o los informes científicos que avalan sus declaraciones. Explotaciones que reúnen a miles de animales en espacios ínfimos sin acceso al exterior y que son sometidos a gran presión para optimizar al máximo su productividad. Explotaciones que abarcan directa o indirectamente una cantidad exagerada de tierra (ya sea aquí o en otros países… porque el daño es igual de importante si se hace aquí al lado o lejos de nuestras casas) para producir el alimento de los millones de animales que acumulan. Explotaciones que utilizan masivas cantidades de antibióticos (se habrá reducido el consumo en los últimos años, pero sigue siendo de gran magnitud) porque están obligados a tratar a los animales enfermos (por cumplir o por razones productivas, da igual), y porque la salud de éstos se ve en cualquier caso afectada por las condiciones en que viven (no se puede evitar que enfermen o se transmitan infecciones si viven hacinados).

¿Realmente importa si esas explotaciones están cumpliendo la normativa para cuestionar su existencia? Todas sabemos que la sociedad va bastante más por delante que la legislación, que somos las impulsoras de esos cambios para adaptarlos al mundo real. En este caso sucede que, a pesar de que existan normativas para ALGUNAS de las cosas que se ven afectadas por este modelo ganadero… ni están todas las que deberían ni están lo suficientemente avanzadas como para que uno se conforme “con cumplir la ley”. De todos modos, existen pruebas de diversos ámbitos que evidencian que, de hecho, ni siquiera se cumple la ley en, por lo menos, algunas. (Y no me refiero sólo a reportajes con material visual de animales sufriendo, que también… sino a informes de la Unión Europea donde por ejemplo queda patente que después de años de prohibición del raboteo rutinario en cerdos, éste se sigue realizando).

Criticar el sistema para impulsar un cambio no pretende acabar con el mundo rural ni quiere insultar a las personas relacionadas con la ganadería. Tampoco se busca acabar con el bienestar ni con la economía de la ciudadanía española, ni siquiera IMPONER un nuevo modelo alimenticio (hay que tener en cuenta que estamos explotando animales y contaminando el terreno aquí para enviar el producto a otros países). Se trata de cambiar el rumbo de un modelo ganadero que está provocando enormes sufrimientos a un número incalculable de animales y, al mismo tiempo, causando daños irreparables al medioambiente.

Y esto no depende solamente de que las personas nos replanteemos nuestros hábitos de consumo, sino de que se establezcan medidas y normativas coherentes con el foco en el bienestar global, pues la administración también debe asumir su responsabilidad y reorientar al monstruo que ha permitido adueñarse del mundo.

 

NOTA: Hasta el día 21 de enero, tienes la oportunidad de pedir a la Unión Europea que la normativa de bienestar animal mejore, que se tenga en cuenta a aquellas especies olvidadas como los conejos, los peces o los crustáceos… Responder la consulta te llevará poco más de 10 minutos y está en castellano aquí. Si quieres saber qué he respondido yo, puedes verlo aquí.

 

¿Quieres apoyar nuestro trabajo?HAZTE SOCIO

Colabora por tan sólo 1€ al mes:HAZTE TEAMER

Recibe nuestro newsletter:SUSCRÍBETE AQUÍ