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Por qué no deberías regalar animales estas fiestas

Concienciación Barcelona, diciembre 18, 2018

Por qué no deberías regalar animales estas fiestas
Todavía hay adultos que consideran responsable regalar a un niño que todavía no puede hacerse cargo de sí mismo, otro ser vivo del que cuidar durante los siguientes 5-10-20 años.

Por increíble que parezca en el siglo XXI, la idea que un perro o un gato (o un conejo, una cobaya, una tortuga, etc.) puedan ser un buen regalo de Navidad, está todavía muy arraigada en nuestra sociedad. Por absurdo que pueda sonar si nos paramos un momento a reflexionar, todavía hay adultos que consideran sensato y responsable regalar a un niño que todavía no puede hacerse cargo de sí mismo en los aspectos más básicos de la cotidianidad, otro ser vivo del que cuidar durante los siguientes 5-10-20 años.

Porque tanto se trate de una sorpresa para toda la familia, como de una decisión de los padres para alegrar las fiestas de su retoño, hay un claro problema de fondo en presentar a otro animal como a un regalo, un objeto en definitiva, que se puede poner y quitar de debajo del árbol sin ningún tipo de reflexión compartida previa.

Más allá de que la adopción de un animal debería primar siempre por encima de su compra, es fundamental que padres e hijos sean partícipes del proceso que lleva a la elección del animal más compatible con el estilo de vida de toda la familia. Es importante que grandes y pequeños sean muy conscientes de la historia y de las necesidades específicas de cada animal y que comprendan el gran cambio que supondrá para su vida hacerse cargo, a partir de ese momento y durante muchos años, de otro ser vivo. Es más, el proceso de adopción es una gran oportunidad para entender valores de respeto y de solidaridad que se pierden cuando el animal llega a una casa como un simple regalo.

Y, en la medida de lo posible, es esencial que tanto padres como hijos conozcan el drama de los miles de individuos que cada año acaban abandonados como consecuencia de la cría particular y de las “compras compulsivas”. ¿Sabías que, según un estudio de Fundación Affinity, el 43% de perros y el 40% de gatos abandonados durante el año 2014 habían sido regalados? Es decir, la familia no había podido reflexionar debidamente sobre la importancia de incorporar las necesidades de un nuevo miembro a su vida diaria.

¿Y qué decir de cuando además esto pasa con especies cuyas necesidades básicas no pueden verse cubiertas en un piso y que encima se reproducen con facilidad? Que los abandonos se incrementan exponencialmente. En FAADA y otras entidades por desgracia lo sabemos bien, demasiado bien, ya que llevamos todo el año atendiendo casos de personas que se quieren deshacer de sus “mascotas exóticas” e intentando reubicarlas para así ofrecerles una vida digna.

Los regalos, una vez agotado el factor “novedad”, pueden perder interés para sus propietarios y acabar relegados en sacos de juguetes, estanterías o cajones. Los animales, seres vivos que sienten y sufren, no pueden ser apartados sin más, sin que esto conlleve para ellos acabar entre rejas, atropellados o sacrificados.

Así que esta Navidad recuerda ¡un animal es un compañero pero también una responsabilidad para toda la vida! 

 

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