Concienciación Barcelona, noviembre 24, 2020
Es comprensible: después de 8 largos meses de confinamientos más o menos estrictos y distanciamiento social, estás empezando a pensar que tener a un perro en tu vida podría ser una manera divertida de pasar el tiempo, salir a caminar con más frecuencia y compartir el sofá con alguien en tus tardes más aburridas.
Pero si te estás planteando adoptar un perro durante la pandemia de la COVID-19, las primeras preguntas que deberías hacerte son la siguientes:
Si la respuesta es sí en ambos casos, sigue leyendo y toma nota de lo más importante a tener en cuenta antes de abrir tu casa a un animal, en general y… ¡en este momento en particular!
Ahora más que nunca los refugios y las protectoras se encuentran en una situación muy precaria: menos ayuda económica, menos personal voluntario que pueda desplazarse para colaborar, más entradas de animales y menos adopciones. Si de verdad quieres compartir tu vida con un animal, ¡adóptalo, no lo compres!
Antes de dirigirte a una protectora de animales, es muy importante que te pares a reflexionar sobre tu estilo de vida… antes y después de la pandemia. Puede que ahora estés viviendo en tu casa familiar con jardín y teletrabajando… pero ¿qué pasará cuando una parte sustancial de la población esté vacunada y volvamos a la normalidad? ¿Todavía planeas mudarte a un piso más pequeño en la ciudad y trabajar desde la oficina? Si de verdad tu compromiso es de por vida, piensa en qué tipo de perro podría encajar en tu estilo de vida a largo plazo: más joven y activo, más mayor y sedentario, etc.
Una vez llegues al refugio, es posible que tengas un “flechazo” con uno de los animales del refugio o que, después de haber visto unos cuantos perros, creas saber cual, ya sea por tamaño o por carácter, es el más adecuado para ti. Pues tienes que saber que en este proceso, lo más importante es dejarse guiar por el personal del centro, las personas que realmente conocen a los animales: después de haberte preguntado por tu estilo de vida, ellas sabrán aconsejarte mejor que nadie sobre quién podría ser el compañero ideal para ti y tu familia.
Si las circunstancias lo permiten y los responsables del refugio te piden ir a pasear unas cuantas veces a “tu” perro antes de adoptarlo… ¡hazlo! Como en cualquier relación, es muy importante pasar tiempo juntos y conocerse antes de comprometerse a largo plazo. Al mismo tiempo, recuerda: emocionalmente, el perro que conoces en un refugio podría ser un animal completamente diferente de aquí a un año, después de haber pasado un tiempo junto a una familia que lo cuida y lo ama. Su fuerza y su tamaño no cambiarán, pero si lo que te preocupa es que el perro que tienes delante no parezca demasiado cariñoso… ten paciencia, todos necesitamos nuestro tiempo: ¡el amor crece!
Ya lo hemos explicado, pero no nos cansaremos de repetirlo: adoptar un perro no significa tener algo que hacer ahora que te aburres los fines de semana, ni disponer de una excusa para saltarte el toque de queda, ni mantener a los niños entretenidos un rato mientras no puedas llevarlos a ningún sitio divertido. No puedes olvidar que antes o después, volverás a salir los fines de semana, a viajar en verano, a llegar a casa cuando ya sea de noche. Adoptar un animal significa incorporar un miembro más a la familia para lo que le quede de vida. Y un compromiso y una responsabilidad de este tipo requieren una larga reflexión tanto por tu parte, como por parte de tu pareja/padres/hijos, etc.
Ahora más que nunca sabes que las circunstancias de la vida pueden cambiar drásticamente de un día para otro, así que antes de dar el paso, pregúntate si, pase lo que pase, siempre estarás dispuesto/a a hacer todo lo que está en tus manos para cuidarlo y proporcionarle las atenciones y el afecto que le hacen falta.
Y si la respuesta sigue siendo SÍ, pues ya sabes… en algún refugio, ¡hay un perro que te espera y te necesita!
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