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La realidad del negocio de las carreras de caballos

Concienciación Barcelona, marzo 4, 2011

La realidad del negocio de las carreras de caballos
Las apuestas en carreras de caballos mueve millones de euros por todo el mundo. Tras el aura de glamour y estatus, se encuentra un mundo donde los animales son obligados a entrenar hasta la extenuación y sacrificados cuando no rinden como se desea.

Muchos creen que apostar en una carrera de caballos es una actividad inofensiva. Sin embargo, el sufrimiento que padecen los miles de caballos criados y utilizados para este negocio es inaceptable.

La finalidad de este tipo de competiciones es puramente lucrativa, especialmente por las apuestas económicas que se realizan, y como en toda actividad con este fin, el bienestar animal no es una prioridad.

Selección de ejemplares

Para las carreras, se necesitan caballos seleccionados genéticamente por su velocidad y/o resistencia, no tan sólo deben ser de una raza concreta sino que además deben cumplir una serie de requisitos individuales en cuanto al carácter. Esto quiere decir que de los miles de caballos que se crían para este fin, tan sólo unas pocas docenas acaban sirviendo realmente para las carreras. Los demás, en general, suelen acabar en el matadero.

Los individuos escogidos son sometidos a un duro entrenamiento ya desde el año y medio de edad hasta los 4-6 años cuando ya no sirven para esta industria y son descartados. Sin embargo, la longevidad de los caballos suele ser de unos 30 años.

Asimismo, cuando un caballo tiene 1,5 años, no está todavía plenamente desarrollado, pero aún así se le somete a un estricto entrenamiento y trabajo en que se les imponen pesos antinaturales sobre su espalda, esfuerzos excesivos sobre sus huesos y articulaciones y se les fuerza a correr hasta la fatiga total.

Problemas de salud

En la naturaleza, los caballos pasan 16 horas al día pastando y su sistema digestivo está adaptado para ello. El ácido gástrico que se produce continuamente, es a su vez neutralizado por la continua producción de saliva al comer hierba. Sin embargo, a los caballos utilizados para carreras se les suministra una dieta altamente energética que maximiza el crecimiento muscular y los niveles de actividad. Esta comida concentrada se ofrece a los animales tan sólo dos veces al día, por lo que no pueden neutralizar el ácido producido en su estómago, y acaban padeciendo de úlceras gástricas. Más del 90% de los caballos de carreras padecen de úlceras gástricas.

El excesivo ejercicio a que son forzados estos animales y la fatiga extrema a que llegan, provoca que el 82% de los caballos de carreras de más de 3 años de edad sufran hemorragias pulmonares y que todos sufran de una debilidad ósea que facilita que se lesionen durante las carreras. Muchos de los caballos jóvenes desarrollan mialgia en las tibias por la falta de descanso, sufriendo en agonía e incluso llegándose a colapsar si se les toca en las patas.

En general, a los caballos que necesitan atención veterinaria, no se les da la oportunidad rehabilitarse completamente antes de volver a correr, ya que para sus propietarios, el tiempo que están sin correr es dinero perdido. Por este mismo motivo, en muchas ocasiones los animales se medican con hormonas, broncodilatadores, clembuterol, drogas tipo éxtasi e incluso con morfina para que puedan seguir corriendo sin que sus lesiones afecten a su velocidad.

Fracturas y muertes

Cada año mueren en las carreras de caballos tan sólo del Reino Unido, 420 caballos como resultado de caídas fatales, graves fracturas, la mayoría de patas, columnas o hombros, ataques de corazón o por una reducción de su rendimiento que les hace dejar de ser viables comercialmente a sus propietarios. A fecha 25 de Febrero de 2011, ya han muerto en lo que va de año 27 caballos en carreras del Reino Unido.

Mientras los concursantes y los apostadores beben champán y felicitan a los ganadores, muchos animales son eutanasiados unos metros más allá.

Durante las carreras, los caballos pasan mucho estrés, tanto físico como psicológico, y así lo corroboran diversos estudios científicos de bienestar animal. En un estudio realizado por Animal Aid en el Reino Unido, se observó que durante una sola carrera, los caballos pueden llegar a ser golpeados con la fusta unas 30 veces en el cuello, los hombros y los cuartos traseros.

Jubilación

Si los animales tienen lesiones que les impidan seguir participando en carreras, lo más probable es que los sacrifiquen, los lleven a matadero o los vendan muy baratos de mano en mano a personas con pocos conocimientos sobre caballos o que desconocen el gran gasto que supone su mantenimiento.

Muy pocos de estos animales gozan de un retiro digno. Algunos caballos que habían resultado campeones en el pasado se han encontrado débiles, escuálidos y olvidados en pésimas condiciones. En ganador del Grand National británico de 1984, Hallo Dandy, fue descubierto en un campo, cansado, con cicatrices en la espalda y con las costillas marcadas años después.

Incluso si caen en buenas manos, estos caballos necesitan una rehabilitación muy exhaustiva y costosa ya que las secuelas físicas y psicológicas de haber pasado por entrenamientos, maltratos y duras competiciones, cuestan de curar.

Apoyar las carreras de caballos y competiciones similares es totalmente incompatible con una preocupación por el bienestar animal. Está demostrado que los animales sufren, y el único fin es el entretenimiento humano y las apuestas económicas.

¿Es justo someter a tan sensibles animales a esta dura vida tan sólo para que los seres humanos se diviertan y ganen (o pierdan) dinero?
 

Hípica

Incluso en la aparentemente inofensiva actividad de la hípica pueden haber, y hay, repercusiones para los caballos. En primer lugar, las cuadras suelen ser espacios de dimensiones limitadas donde se mantiene a los animales en aislamiento; de hecho son jaulas sin barrotes.

El bocado metálico que se coloca a los animales en la boca para guiar sus movimientos les puede generar problemas de desplazamiento de la mandíbula y dientes, dificultades respiratorias y les provoca una salivación constante y excesiva que activa su sistema digestivo innecesariamente.

En aquellos caballos usados para la doma clásica, estudios científicos de la Universidad de Utrecht y de la Universidad de Dinamarca han demostrado que la postura del rollkur, en que se hiperflexiona el cuello de los animales puede resultar en respuestas agudas de estrés en los caballos determinadas a través del aumento de cortisol en la saliva.