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Colonias felinas y políticas públicas: los graves fallos de la administración catalana

La nostra acció Barcelona, març 3, 2022

Colonias felinas y políticas públicas: los graves fallos de la administración catalana
Las colonias “molestas” se siguen reubicando por parte de las administraciones sin ningún tipo de protocolo ni acuerdo con las entidades voluntarias que las cuidan.

En Catalunya la gestión de los gatos ferales o comunitarios es responsabilidad de los ayuntamientos y estos animales deben ser controlados por los mismos.

El CER (Capturar / Esterilizar / Retornar) es el método más eficaz para dicha gestión y si bien es cierto que los voluntarios llevan el cuidado y la atención directa de las colonias, muchos consistorios siguen sin asumir esas esterilizaciones, ni la atención veterinaria a los animales heridos y enfermos en vía pública, ni su alimentación.

De hecho, la gestión correcta dista mucho de lo que vemos diariamente en nuestras oficinas. Como ya hemos explicado anteriormente, las colonias “molestas” se siguen reubicando por parte de las administraciones sin ningún tipo de protocolo ni acuerdo con las entidades voluntarias que las cuidan. No todos los ayuntamientos disponen de voluntarios velando por el bienestar de los animales del municipio, pero sí todos ellos tienen quejas vecinales. Estas quejas, conducen a muchas administraciones a tomar en ocasiones decisiones nefastas que acaban perjudicando el bienestar de los animales, incluso conllevándoles la muerte. Las reubicaciones es uno de los temas sobre el que más quejas recibimos. Una actuación de este tipo, como desde FAADA ya hemos indicado en diferentes ocasiones, debe estar siempre justificada y muy bien planeada. Es imprescindible la coordinación y la escucha de los voluntarios que conocen a esos animales para poder continuar contando con su valiosa ayuda. No podemos olvidar además, que una reubicación bien hecha ahorra tiempo y dinero entre atropellos, denuncias, accidentes en vía pública, atención veterinaria a los animales damnificados y muchas muertes innecesarias.

Pero informes como el del Consejo General de Colegios Veterinarios de España, emitido en mayo del 2021, no ayudan precisamente en este sentido. El mismo de hecho, aboga por “legalizar o autorizar” una colonia. Y este es un sinsentido, puesto que se trata de un fenómeno ecológico contra el cual la burocracia no tiene herramientas. Una colonia no va a desaparecer simplemente porque una administración no la considere digna de existir o legal. La propia naturaleza luchará por crear vida en ese espacio puesto que hay recursos. Por lo tanto, lo más eficaz, barato, ético y legal, será controlarla in situ.

Otro frente abierto es la supuesta incidencia de los gatos comunitarios en las especies protegidas. Pero es una pérdida de oportunidades que los gatos sean tratados desde los consistorios y desde los propios departamentos responsables bajo un criterio de amenaza para otros animales. Frente a esos argumentos, deberíamos unir fuerzas puesto que los gatos no van a desaparecer, al menos no a corto plazo, y si lo que se persigue es reducir la depredación, el primer paso es precisamente controlar su natalidad y proporcionarles la alimentación adecuada y necesaria.

Eliminarlos de la manera que sea, aparte de poco ético e ilegal, es del todo ineficaz porque da vida a otro fenómeno ecológico que se acaba ignorado en función de los intereses del momento: el efecto vacío. Es decir, un territorio con recursos que va a quedar libre y que acabará siendo colonizado en breve por otra colonia nueva que además habrá que volver a esterilizar. Así pues, la consecuencia será un dispendio económico de recursos públicos.

En definitiva, en pleno siglo XXI, no podemos dejar que los animales sean gestionados desde perspectivas burocráticas y puramente cómodas para el ser humano. Lo que pedimos a las administraciones es que, si no tienen interés en los animales, es que al menos se asesoren de cómo gestionar sus competencias de forma ética y eficaz (que casualmente siempre suele ser la más barata), y teniendo en cuenta la experiencia de los voluntarios, aquellas personas que velan por el bienestar animal 365 al año asumiendo las responsabilidades de dicho ayuntamiento gratis. Que menos que escucharlos y acompañarlos en todo lo que precisen.

 

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