La nostra acció Bruselas, maig 19, 2022
La gonadotropina coriónica equina (eCG), también llamada gonadotropina de suero de yegua preñada (PMSG), es una hormona extraída de la sangre de estos animales. Como os explicamos hace un tiempo, se utiliza en la agricultura intensiva para aumentar el rendimiento reproductivo de animales de granja como cerdos, ovejas, cabras y ganado vacuno.
Repetidas investigaciones han demostrado que la producción de eCG conlleva graves problemas para los équidos implicados: se extrae rutinariamente hasta una cuarta parte de la sangre de una yegua de una sola vez, algo que le provoca debilidad y anemia. A esto hay que añadir que la sangre se extrae a la fuerza, lo que genera estrés y miedo.
La eCG utilizada en la UE se importa principalmente de Islandia, Uruguay y Argentina. En Islandia, las yeguas semisalvajes son repetidamente traumatizadas por este tipo de manipulación tan violenta y los potros que llegan a nacer suelen acabar en el matadero. En Uruguay y Argentina, las yeguas se mantienen constantemente preñadas y se hacen abortar para acelerar la siguiente preñez, ya que la eCG sólo se produce en las primeras fases de la gestación.
El uso de la eCG en animales de granja también plantea otro tipo de problemas. En Europa, esta hormona se utiliza principalmente en cerdas, para aumentar la fertilidad y estimular y sincronizar el celo. Pero estos animales no tienen tiempo para recuperarse entre las gestaciones, lo que conduce a un sacrificio prematuro. Además, el uso de eCG conduce a un mayor tamaño de las camadas. Si las cerdas tienen más lechones que tetas, los lechones sobrantes suelen morir de hambre o acabar sacrificados.
En una carta abierta, Eurogroup for Animals, coalición internacional de la que FAADA es miembro representante en España, junto con otras varias organizaciones de protección animal, recientemente ha pedido a la Comisión Europea que:
Procedimientos como las extracciones de sangre están clasificados a nivel europeo e internacional como experimentos con animales. Además, existen varias alternativas en el mercado europeo, lo que hace que esta hormona sea prescindible e incumpla el principio de las tres erres (3R: remplazar, reducir y refinar) previsto en la Directiva 2010/63/UE relativa a la protección de los animales utilizados para fines científicos que se aplica en la UE y en el Espacio Económico Europeo (EEE). Es decir, la producción de eCG en Alemania e Islandia, ambos países del EEE, ¡viola la legislación de la UE!
Para poner fin a esta práctica, la Unión Europea debe incluir normas estrictas de bienestar animal para la producción de medicamentos veterinarios en la revisada Good Manufacturing Practice (GMP). Tales disposiciones garantizarán que los exportadores de eCG a la UE, y los productores nacionales, deban cumplir con normas mínimas. Y, por supuesto, la legislación revisada sobre bienestar animal también deberá introducir una clara prohibición del uso, la importación y la producción de esta hormona.
Fuente: Eurogroup for Animals
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