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Monkey se va a Holanda para vivir con otros monos capuchinos por primera vez

La nostra acció Barcelona, març 27, 2015

Monkey se va a Holanda para vivir con otros monos capuchinos por primera vez
Vivía encerrado en una jaula en casa de un particular en un piso en Barcelona y desde FAADA lo reubicamos el pasado miércoles 25 de marzo.

Monkey, un  mono capuchino de 10 años, ya está en Holanda para vivir en un centro de recuperación. El pasado miércoles 25 de marzo FAADA reubicó a este mono -que vivía encerrado en una jaula en casa de un particular en un piso en Barcelona- en el Centro de Recuperación de la Fundación holandesa para la Acogida de Animales Exóticos (AAP). Monkey provenía de un zoológico, que lo vendió a un particular, que lo acabó dando a los actuales propietarios sin ningún documento de cesión. Un caso más de los muchos de tráfico ilegal de animales salvajes que hay en España.

La historia de Monkey

A mediados del 2014 un veterinario de animales exóticos nos contactó para hablarnos de un caso de un particular que tenía un mono capuchino y no sabía qué hacer con él. Desde FAADA contactamos  con el  propietario que nos contó que ya hacía siete años que lo tenían pero que recientemente se había vuelto agresivo y que ya no lo podían sacar de su jaula y apenas limpiarla por miedo a que les agrediese.

Al hablar con la propietaria nos dimos cuenta de que se trataba del mismo animal sobre el que ya nos había llegado una denuncia anterior, en el año 2010. En esa ocasión,  se nos avisó de que había un mono  encerrado en una pequeña jaula en un balcón de un piso comunitario.

La denuncia se efectuó tras una inspección del Seprona por supuesta infracción al Real Decreto 1881/1994, de 16 de setiembre, por el que se establecen las condiciones de política sanitaria aplicables en la comercialización de primates, que limita  la tenencia de simios a los Organismos, Institutos y Centros Oficialmente autorizados. También se denunció por carecer de documento de cesión. No obstante, tras la sanción, el animal no fue decomisado y ha permanecido hasta ahora en el piso de sus propietarios.

El Seprona ha inspeccionado este domicilio en más de una ocasión, pero han considerado  que el animal estaba bien y que se podía quedar allí, dejando el problema sin resolver.

El problema de siempre

La experiencia nos ha enseñado que los animales salvajes no pueden ser animales de compañía. Por muy bien cuidados que estén, por mucho que se los haya criado desde pequeños, por mucho amor que les proporcionen sus propietarios, tarde o temprano el instinto salvaje emerge.

A Monkey lo tenían en una jaula bastante completa, le daban todos los cuidados y lo querían como a uno más de la familia. Pero llega un momento en que esto ya no es suficiente. Los monos son animales sociales, que requieren de la compañía de otros de su especie, sienten la necesidad de socializarse, de aparearse. Además,  ni la mejor instalación del mundo podría sustituir su hábitat natural.

El origen y comercio de la mayoría de los casos de fauna salvaje

No es el primer caso que nos encontramos de animales salvajes vendidos por un zoológico. Los propietarios disponen de la hoja de cesión del zoo y aseguran haberles pagado por él. Ya es grave de por sí que desde un zoológico se críen animales y se vendan a particulares, pero es que además en la mayoría de los casos se trata del mismo zoo.

Desde FAADA denunciamos lo que es un secreto a voces: que el comercio ilegal de especies exóticas existe a sabiendas de todos.   Las administraciones y las autoridades no hacen suficiente,  pues se siguen criando y vendiendo animales salvajes para un destino nada prometedor: la cautividad de por vida.

Sólo en el mejor de los casos, si finalmente salen a la luz como Monkey, acaban en un centro de rescate donde podrán recuperar parte de su vida y su naturaleza y por lo menos vivir con otros de su misma especie.