Nuestra acción Barcelona, agosto 19, 2020
Cuando pensamos en la educación, puede que nos preguntemos acerca de cómo se lleva a cabo el desarrollo moral en las personas. ¿Es un proceso que se inicia en la infancia y se va ampliando en la edad adulta? ¿Hay un componente genético en el desarrollo de la moralidad? ¿Es una cuestión meramente educativa y cultural? ¿Puede cambiar nuestro desarrollo moral a lo largo de la vida?
La profesora Catia Faria nos introduce en este apasionante tema en el módulo 6 de nuestro curso online de Educación Humanitaria titulado Desarrollo moral y educación en el respeto.
Catia Faria nos acompaña en la revisión de los estudios científicos más actuales que indican que hay una correlación entre la presencia de determinadas emociones y el comportamiento moral de las personas. ¿Quiere decir esto que las emociones son la base de nuestros juicios morales?
Cuando hablamos de educación, la empatía suele tener un papel reconocido que explicaría ciertos comportamientos de compasión, de solidaridad hacia los demás. Un niño o una niña empática tendrán esa capacidad de reconocer en el otro las emociones y, por tanto, actuar en consecuencia.
Robert S.E. Caine nos dice en un maravilloso texto dirigido a los alumnos/as, que encontrareis también en el curso, que la esencia de la educación humanitaria es la de encontrar maneras de relacionarse con la naturaleza, con animales no humanos y entre nosotros/as mismos/as que sean enriquecedoras, solidarias y positivas. Este innovador currículo promueve, concretamente, la transformación de las actitudes, creencias y comportamientos relacionados con nuestra conexión con el medio ambiente, con otras especies y con otros compañeros/as humanos/as encaminándose hacia los valores humanitarios. Un método para apelar al parentesco humanitario es recordar a la gente las profundas similitudes entre experiencias humanas y no humanas. Si podemos empatizar con las experiencias de otros seres vivos y ponernos en la piel (o pelaje, o plumaje) de otro ser que sufre, podemos empezar a desarrollar compasión por este otro ser.
Promover una educación a través de una perspectiva humanitaria nos permite despertar a una sociedad más compasiva y empática desde la próxima generación. Si somos capaces de darnos cuenta de nuestra conexión con otras formas de vida aparte de la humana, como compañeros/as residentes en la Tierra, podremos empezar a reconocer nuestras similitudes y necesidades compartidas como un mismo cuerpo formado por especies diversas.
La profesora Faria nos advierte, sin embargo, que la empatía puede también llevar al comportamiento preferencial, ya que está sujeta a distintos sesgos (por ejemplo, al efecto “cute”, nuestra tendencia a empalizar con aquellos animales más monos), es proclive al favorecimiento de los miembros de grupo (los más parecidos a nosotros/as), resultando, por ello, fácilmente manipulable. Eso implica que la empatía debe ser también combinada con otras emociones y vigilada por nuestra capacidad para la deliberación racional, superando, así, potenciales sesgos para decidir cómo actuar correctamente.
Apasionante, ¿verdad? ¿Nos acompañas?
Curso Online de Educación Humanitaria
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