Utilizamos cookies propias y de terceros para ofrecerte una mejor experiencia y servicio. Si continúas navegando, estás aceptando nuestra política de cookies. Pero puedes cambiar la configuración en cualquier momento. Más información

Aceptar

Fes-te'n soci/a

Los vencejos vienen del cielo

Opinió Barcelona, juny 29, 2021

Los vencejos vienen del cielo
¿Quien no ha oído el canto de un vencejo alguna vez o ha levantado la vista alguna tarde de verano y ha visto esas aves veloces oscuras haciendo acrobacias en el cielo?


Mª Elena Muñoz López
Doctora en Veterinaria y Agente Rural de la Generalitat de Catalunya

 

Quien, aunque inconscientemente, no ha oído el canto de un vencejo alguna vez… quien no ha encontrado algún vencejo caído… herido… quien no ha levantado la vista alguna tarde de verano y ha visto esas aves veloces oscuras haciendo acrobacias en el cielo?

Hace unos cuantos años sellé mi compromiso con ellos, fue consecuencia de una triste historia de destrucción de una colonia de cría de vencejos reales en una pared medianera, por una obra de rehabilitación, en pleno mes de junio. No pude protegerlos, se quedaron sin sus refugios, sin sus crías. Al anochecer, al verlos aferrados a las paredes desnudas donde antes habían estado sus nidos, y escuchar sus gritos, se me rompió el corazón.

Desde entonces les he dedicado muchas horas de mi trabajo y otras tantas de mi vida personal. Las incidencias sobre destrucción de colonias o problemáticas con sus nidos han ido creciendo exponencialmente.

Puedo explicar algunas cosas de ellos, cosas que he tenido el privilegio de poder conocer, y ver, cosas también que he sufrido con ellos, porque tristemente he sido testimonio de muchos casos que no han tenido un final feliz y en los que los vencejos se han quedado sin sus refugios o sin sus vidas. Los he visto atrapados por rejillas que cerraban las entradas de sus nidos, atrapados en pinchos antipalomas, atrapados en material de sus propios nidos, manchados de pintura, impregnados en grasa de extractores de cocina, donde cayeron al entrar por un agujero en una pared que confundieron con un lugar seguro.

Pero también los he observado muchas veces volar cerca de los edificios, maniobrar a gran velocidad para entrar diestramente en sus agujeros, volar en escuadrón alrededor de sus colonias haciendo acrobacias sincronizadas en el cielo, navegar en el aire, su medio natural, que dominan y donde parecen realmente felices, escuchando sus cantos y gritos de emoción y cohesión con su grupo. Los he tenido en la mano, los he cuidado, he visto su capacidad de supervivencia, su docilidad, su agradecimiento, su mirada.

Cuando liberas un vencejo, desde tu mano, casi siempre recibes dos regalos de él, uno es que libera peso antes de lanzarse a volar y te deja un recuerdo de su aparato digestivo… el otro, es que vuelven su cabeza hacia ti y te miran, antes de marchar, como invitándote a seguirlos, como agradeciéndote lo que has hecho por ellos.

Los vencejos son aves extraordinarias, modeladas por la evolución para navegar por el cielo, aerodinámicas, como delfines del aire. Sus alas son muy largas; cuando están en reposo da la sensación de que lleven una capa de plumas de una talla muy superior a su cuerpo, difíciles de manejar, “alas de ángel caído”. En tierra esas alas son un estorbo, pero es que el suelo no es el medio donde ellos se deberían mover. Por eso han de evitar llegar a él para seguir vivos, ese es su principal inconveniente, uno muy grande. En el aire, en cambio, su agilidad y destreza, el manejo de sus alas, es alucinante. Son muy rápidos, alcanzan velocidades de 170 Km por hora en los vencejos comunes y 200 km por hora los vencejos reales. Planean en las corrientes de aire y pueden entrar en sus nidos con unas maniobras imposibles de explicar a velocidades de hasta 60 Km por hora. Su velocidad en vuelo les da el nombre en inglés: Swifts (“Veloces”). En castellano, catalán, valenciano (falciot, falcilles, ballesters), su nombre hace referencia a su silueta en vuelo que tiene forma de hoz. En nuestra área geográfica podemos ver 3 especies de vencejo: el común (Apus apus), el real (Tachymarptis melba) y el pálido (Apus pallidus).

Sus patas, son cortas, plegadas a nivel del tarso metatarso, en ángulo, muy fuertes, pueden colgarse de ellas en paredes de rugosidad adecuada y trepar muchos metros para ganar altura y dejarse caer, como si fueran aeroplanos. Sus pies tienen 4 dedos con uñas largas y curvadas, resistentes, que les permiten aferrarse a las superficies verticales (y también a tu mano cuando los cojes). En vuelo sus patas se esconden totalmente dentro de su plumaje, lo que da la sensación de que no tengan. De ahí viene el nombre del orden al que pertenecen: Apodiformes, que significa: sin pies. No obstante pueden caminar por superficies horizontales muchos metros y muy rápido (en gallego reciben el nombre de “andariños”, imagino que por esa habilidad). Lo que no pueden hacer o hacen difícilmente, es impulsarse con ellas hacia arriba para emprender el vuelo. Ese movimiento también está complicado por sus alas tan largas ya que al aletear dan contra el suelo. Aún así los vencejos comunes, si están fuertes, pueden levantar el vuelo desde tierra, pero con el enorme riesgo de dañarse el plumaje. En cambio, para un vencejo real eso es mucho más complicado ya que pesan casi 3 veces más y sus alas son el doble de largas.

Sus ojos son grandes, expresivos, oscuros, enmarcados en una cavidad del cráneo que tiene una prominencia por encima de ellos, a modo de visera, que les protege del sol, y con unas pestañas que detienen las partículas que podrían dañarles la córnea durante el vuelo. Su pico es blando acabado en punta curvada hacia abajo, negro. Es lo que les da un aspecto de pequeña ave rapaz, junto a sus uñas afiladas. El pico se abre ampliamente de manera que su cavidad bucal puede recoger todos los insectos que tiene delante.

Se alimentan de insectos suspendidos en el aire, lo que se llama el aeroplancton. Los capturan en vuelo con sus bocas abiertas. En periodos de mal tiempo, frío o lluvioso tienen problemas para alimentarse y puede peligrar su supervivencia si el mal tiempo se prolonga varios días. Si no es generalizado pueden desplazarse bastante distancia en busca de zonas de mejor meteorología.

Vencejo real con una bola de insectos en su garganta para alimentar a sus crías
Bola de insectos caída de un vencejo real adulto que iba a alimentar a sus crías, estas bolas pueden contener entre 300 a 1000 insectos y arañas

Las crías pueden aguantar varios días sin alimento ni agua gracias a un sistema de supervivencia que les deja en un estado de bajo metabolismo y poco consumo energético, no obstante, eso puede repercutir en el desarrollo de su plumaje si persiste demasiados días. Esa capacidad hace que nos encontremos crías de vencejo caídas en un estado de absoluta caquexia, en la que han consumido casi toda su masa corporal, pero siguen vivos, tras un ayuno prolongado de a veces hasta 10 días, sin tomar ni una gota de agua. Los adultos aguantan mucho peor la falta de alimento y pierden peso rápidamente en pocos días.

Cría de vencejo común muy débil y delgada, se puede ver por sus ojos hundidos a causa de la deshidratación y la prominencia de la quilla esternal si se palpa con los dedos
Crías de vencejo real de más de 20 días de edad

Su cuello es largo, muy móvil. Pueden acicalarse toda la parte posterior de su cuerpo y la anterior, pueden usarlo a modo de tercera pata aferrándose con él a un saliente y después con sus patas y alas subir o salvar un obstáculo en una pared.

Su plumaje, aparentemente no parece nada extraordinario, ya que su tacto y su color no son especialmente atrayentes. Pero es en su morfología y diseño donde está la increíble naturaleza de estas aves, lo que les da su rapidez, su capacidad increíble de maniobra, su resistencia a las bajas temperaturas en altitud. Su integridad y buen estado es lo que asegura su supervivencia. Dependen totalmente de sus plumas para sobrevivir. Y es que solo hacen la muda completa de plumas de vuelo 1 vez al año. Eso hace que romperse o doblarse una pluma sea un grave problema para ellos.

Originariamente eran aves de acantilados, de oquedades en la roca. Pero ya hace muchos años que colonizaron los edificios y estructuras humanas y es difícil encontrar alguna población en el medio natural. En las construcciones humanas se encuentran en agujeros que comunican con cavidades, como por ejemplo los agujeros de las cubiertas de ventilación catalanas, los agujeros de las paredes medianeras que comunican con los tabiques pluviales, las cavidades bajo las tejas en tejados, en placas verticales de uralita que dejan cavidades. Estas estructuras cada vez son menos abundantes, porque arquitectónicamente se consideran estructuras a erradicar y la tendencia es a eliminarlas.

Sus nidos son acúmulos de plumas, papelitos, semillas aladas (como la de les plataneros), y a veces (y para su desgracia), hilos y cordeles. Todos ellos han de ser materiales de poco peso que capturan en el aire y aglomeran con su saliva, depositándolos en una repisa o suelo, dentro de la cavidad donde anidan, donde quedan fuertemente enganchados por las propiedades adherentes de su saliva. Hacen estructuras ovaladas como pequeñas cestas, de un diámetro de 3x5 cm en los comunes y 7x10 cm en los reales, suficiente para impedir que sus huevos (de morfología muy ovalada), se mantengan en el nido. Cada año reparan el nido y le añaden capas en altura. Siempre vuelven a su misma cavidad.

Nido de vencejo real reconstruido en altura varias veces en varios años de ocupación, recuperado del interior de un tabique pluvial destruido
Nido de vencejo común con dos crías de 30 días de edad dentro de un tabique pluvial

La puesta es de 2 a 3 huevos, generalmente nacen o tiran adelante 1 o 2 crías. Incuban 19-21 días. Los pollos nacen a finales de mayo o principios de junio, depende de cómo haya sido la primavera. En primaveras frías y lluviosas las puestas se pueden retrasar 1 semana o 10 días. Los pollos suelen volar hacia los 42 días de edad, pero ese periodo será más extenso si su alimentación no ha sido buena en toda la etapa de desarrollo.

Los vencejos comunes migran a finales de verano (finales de julio a mediados de agosto), al acabar de criar a sus pollos. Los vencejos reales y pálidos lo hacen en otoño. Los vencejos reales extienden su estancia aquí bastante más allá de su periodo reproductivo, es como si quisieran estar aquí más tiempo porque tienen donde descansar y refugiarse. Se ha visto que pasan bastante tiempo durante el día, dentro de las cámaras de ventilación donde tienen sus nidos. Utilizan sus refugios para descansar y refugiarse durante el día en caso de mal tiempo (lluvia, viento, excesivo calor) y cada noche para dormir en ellos. Los vencejos comunes reproductores también duermen en el nido. Al parecer son los vencejos comunes jóvenes los que duermen en el aire.

Su viaje migratorio es de miles de kilómetros y van a la áfrica subsahariana, para pasar el continente con la llegada del invierno. Regresan a nuestra área geográfica a principios de marzo (los V, reales y pálidos) y a principios de abril (los comunes), regresan siempre a sus nidos.

Vencejo real adulto caído en un patio antes de ser devuelto al cielo
Vencejo real saliendo de uno de los agujeros de esta pared medianera, estructuras de la ciudad donde encontramos a esta especie mayoritariamente

Otras especies de aves, como las palomas, comparten con los vencejos ese apego extraordinario a su lugar de nidificación. Quizás es algo que va ligado a que el nido esté en una estructura fija, como una pared, edificio, puente, etc., algo que difícilmente desaparece o se degrada de forma natural. Entonces ellos saben que tiene que estar allí y regresan cada año al mismo sitio donde nidificaron, al mismo agujero, en la misma pared. Esta particularidad les hace entrañables, como de la familia. Uno espera con impaciencia su llegada, aquel atardecer de principio de primavera en el que de pronto ves una sombra que entra en su agujero. Los primeros días de su llegada son muy discretos, no se oyen y apenas los ves en el cielo. Tienen que recuperar fuerzas de su duro viaje. Con el paso de los días y el aumento de las temperaturas, se van reencontrando en las colonias los grupos familiares y el cielo se llena de vida con sus siluetas y sus voces.

La destrucción o desaparición progresiva de sus lugares tradicionales de nidificación y refugio (las seguras y amplias cámaras de ventilación de los edificios), hacen que estas especies busquen alternativas, que acostumbran a ser poco apropiadas. Cada vez son más frecuentes los avisos por nidificación en las cavidades que dejan a veces los huecos de las persianas, con el riesgo de acabar aplastados cuando se mueven estas. O entran en agujeros de salidas de humo, de extractores y calderas, (que deberían estar protegidos con rejillas), con finales trágicos. O caen en falsos techos remodelados, donde se ha eliminado la cámara donde nidificaban y no pueden salir de ahí, convirtiéndose en trampas mortales, o entran en patios de luces creyendo que son espacios de refugio y acaban cayendo en los patios. Las alternativas poco adecuadas como lugares de nidificación hacen que cada vez sea mayor el número de pollos que caen del nido. La falta de espacio o las temperaturas elevadas en cavidades pequeñas o bajo tejas en tejados expuestos todo el día al sol, fuerzan a las crías a tirarse del nido.

Este es el gran problema en la conservación de estas especies, que en un futuro no muy lejano sus lugares de nidificación se habrán reducido tanto o serán tan inadecuados que sus poblaciones podrían desaparecer.

Una de las cosas que más me ha marcado en mi relación con los vencejos ha sido el presenciar tantas veces, tristemente, cuando descubren que su lugar de nidificación ha desaparecido, que ya no está su pared, que su agujero ha sido tapado, verlos dar mil vueltas alrededor gritando, pasando en vuelo rasante, rozando el edificio, a veces golpeándose contra la pared de forma muy arriesgada. Verlos colgados de pequeñas fisuras, rejillas o salientes donde antes estaban sus cavidades. No puedes ser indiferente a eso, si lo presencias.

Los vencejos necesitan nuestra ayuda. ¿Que podemos hacer cada uno de nosotros por ellos?

Si te encuentras un vencejo, recógelo siempre, no lo dejes en el suelo. Manipúlalo con mucho cuidado, preserva su plumaje ante todo. Ponlo en una caja de cartón amplia con papel absorbente en la base y agujeros en la tapa hechos por ejemplo con un bolígrafo. Puedes intentar darle un poco de agua poniendo gotas de agua en la comisura de su pico hasta que lo detecte y beba, o mejor suero glucosado, o sumergiendo un poco la punta de su pico en un tapón con agua. Nunca le abras el pico ni le fuerces a beber. Nunca lo alimentes con alimento de gato o perro, leche, bizcocho, semillas, todo eso le causará daño. Solo comen insectos. No intentes mantenerlos ni un día ni dos, si no tienes experiencia, solo conseguirás que pierdan peso y posibilidades de sobrevivir. No lances al aire nunca un vencejo caído, ese consejo que sale en todas partes es un mal consejo para ellos. Si ha caído es por algún motivo, puede estar herido, débil, acalorado, o simplemente ser una cría que aún no vuela. Llama cuanto antes al 112 y llévalo a un centro veterinario donde los recojan para llevarlos al centro de recuperación de la Generalitat de Catalunya.

Conoce donde se encuentran en tu barrio, observa si en tu edificio hay algún nido o colonia. Comunícalo a los vecinos. Regístralo en bases de datos oficiales (como la plataforma Ornitho del ICO (Institut Català d’Ornitologia). Comprueba que las salidas de humo de tu edificio estén protegidas con rejillas. Pero cuidado de no tapar agujeros que sean seguros y que no comuniquen con extractores ya que pueden ser nidos potenciales!. Son aves protegidas. Destruir sus nidos es delito.

Si ves que se están destruyendo lugares de nidificación avisa al 112.

Puedes colocar cajas nido en tu terraza o balcón, pero te has de asesorar en cuanto a medidas, materiales y instalación. Hay asociaciones que pueden ayudarte y aconsejarte (Aliadas-Acer, Seo Bird-Life, Ecourbe, ICO).

Todos podemos contribuir a que esas aves maravillosas regresen a nuestro cielo en primavera, a que sus nidos no se destruyan, a proporcionarles donde anidar.

Vencejo común entrando en una caja nido
Vencejo común joven del año

 

Referencias bibliográficas

 

¿Quieres apoyar nuestro trabajo?HAZTE SOCIO

Colabora por tan sólo 1€ al mes:HAZTE TEAMER

Recibe nuestro newsletter:SUSCRÍBETE AQUÍ