Concienciación Barcelona, junio 20, 2019
Cuando se acercan las vacaciones, en FAADA solemos recibir muchas llamadas de personas que buscan consejo sobre la mejor forma de desplazarse con su gato. Nos preguntan cómo conseguir que se adapte en su hotel o apartamento vacacional, el medio de transporte más aconsejable o dónde encontrar una buena residencia para animales.
Y en general nosotras solemos decir siempre lo mismo: es mejor que los gatos se queden en su casa. Con abundante comida y agua y atendidos por una persona de confianza, que pueda visitarlo diariamente o casi cada día, para controlar que está bien.
Esto es porque los gatos son animales “sedentarios” y se sienten seguros en su hogar. Cambiar de “territorio”, así como desplazarse, implica para ellos sufrir mucho estrés y, como es lógico, no entienden por qué se les aleja del lugar donde se sienten seguros. Si para un perro lo más importante es seguir al lado de su compañero humano, vaya donde vaya éste, los gatos necesitan estar en su entorno para no estresarse.
Otro factor importante a tener en cuenta es que los gatos son animales básicamente “territoriales”: es decir, necesitan que el lugar en que se encuentran esté impregnado de sus feromonas de identificación, así como saber dónde está su comida y agua, conocer los ruidos más típicos del lugar y, por supuesto, los animales humanos y no humanos que viven en el mismo sitio.
Hay gatos que sufren menos que otros los cambios de este tipo, pero hasta el animal más “valiente” acabará tardando unos días en salir de debajo del sofá o de la cama de su hogar vacacional, mientras que los más asustadizos podrán pasarse semanas enteras escondidos. Eso si no trata de escapar, con el correspondiente riesgo de pérdida del animal, ya que algunos gatos pueden huir de su nueva estancia para intentar volver a su hogar de siempre.
En este sentido puede ayudarnos a prever la reacción de nuestro gato, pensar en cómo suele comportarse a la hora de llevarle al veterinario: hay felinos que se esconderán solo ver el transportín, lucharán con uñas y dientes (literalmente) por no tener que entrar en él y maullarán a lo largo de todo el trayecto en coche. Otros en cambio, actuarán de forma más tranquila y se dejarán transportar con mayor facilidad.
En cualquier caso, desde FAADA queremos recordar que un viaje y un desplazamiento a otro lugar siempre implicarán una buena dosis de estrés para nuestro compañero felino. Por este motivo es importante que, a la hora de planificar nuestras vacaciones nunca lo olvidemos y, en la medida de lo posible, hagamos lo que esté en nuestras manos para que pueda estar bien atendido en el lugar donde disfrutará de las mejores vacaciones del mundo: su hogar.
Es por esto que si hemos de irnos una semana o menos, lo ideal es que el gato se quede en casa (tal y como nos cuenta Laura Trillo en Terapia Felina en ¿Qué hago con mi gato en vacaciones?), y que encontremos una persona que vaya a verlo a diario, a limpiar su bandeja, ponerle agua fresca, comprobar que tiene comida, jugar un poco con él o hacerle compañía si el gato quiere, ya que hay gatos muy asustadizos a los que mejor dejar tranquilos ya que en ausencia del dueño se asustan. Debemos dejar indicaciones a las personas que cuidan de nuestro gato en nuestra ausencia, sobre su carácter, sitios donde suele esconderse, para evitar sustos innecesarios. También debemos dejar a mano la cartilla sanitaria del gato y los datos de contacto de su veterinario y de alguna clínica veterinaria de urgencias.
Una semana es más o menos el tiempo mínimo que tardaría el gato en adaptarse al nuevo lugar, pasando el estrés del viaje de ida y vuelta, así que si es por poco tiempo, es preferible no someterle a un viaje y que se quede tranquilo en su territorio conocido.
Si nuestras vacaciones son más largas, podemos probar la opción de que algún amigo o familiar se quede viviendo en nuestra casa durante ese tiempo, así evitamos cambiar de sitio al gato.
Para ausencias muy largas, hay otro tipo de opciones, como por ejemplo llevar al gato a casa de un amigo o familiar, o llevarlo con nosotros de vacaciones si es un lugar seguro para él. En este caso el gato necesitará un tiempo de adaptación y unas sencillas pautas para sentirse tranquilo (tal y como nos cuenta Laura Trillo de Terapia Felina en Adaptación del gato a un nuevo entorno).
La última opción es llevar al gato a una residencia de gatos, que debemos visitar previamente y conocer las condiciones en que están los gatos, y si tenemos referencias de otras personas de confianza, mejor.
En Terapia Felina recomiendan siempre Gatosphera (en Madrid) y aquí puedes consultar otras residencias de animales. Una residencia debe cumplir unos requisitos mínimos para nuestros gatos, como por ejemplo estancias separadas e individuales, riqueza y estimulación ambiental para los gatos, personas con amor por los gatos, buen manejo y conocimiento que puedan ayudar al gato en su adaptación a la nueva estancia temporal.
Más información en Terapia Felina.
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