En España todavía existen varios municipios que utilizan animales en las fiestas mayores o para distintas celebraciones. En la mayoría de los casos, se trata de tradiciones que llevan años realizándose, a pesar de estar demostrado el sufrimiento que suponen para los animales y la violencia que implican algunos de estos actos, que pueden incluso ser presenciados por menores de edad. Estas fiestas populares, sobre todo en el caso de la tauromaquia, están avaladas por el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte y las distintas autoridades regionales y municipales.
Aunque la tauromaquia en sus distintas versiones (corridas de toros, suelta de vaquillas, etc.) es el tipo de actividad que más se conoce alrededor del mundo, en la Península Ibérica no sólo los toros sufren las consecuencias de estas fiestas populares en España, que son tradiciones totalmente obsoletas y que también implican el uso de aves, caballos y otros équidos, roedores, camélidos e incluso especies salvajes como elefantes.
En algunos casos, los animales son exhibidos ante un público ruidoso y en terrenos donde no están naturalmente acostumbrados a caminar; en otros, sirven de medio de transporte durante largas jornadas y en otros casos son utilizados para realizar demostraciones de fuerza. Tanto en el caso del maltrato físico directo, que suele conllevar la muerte de estos animales, como en el caso del maltrato por falta de condiciones óptimas de mantenimiento y bienestar, está demostrado que los animales sufren. Sufren con el único objetivo de que las personas puedan divertirse en las fiestas populares.
A nivel estatal